La Oportunidad Al Vuelo
La criadita se mostraba tan hosca y evasiva que no parec�a
posible que. . .
Lo esencial de este relato es una experiencia real. Solo he
cambiado algunos aspectos del mismo por discreci�n y, como dicen, por licencia
literaria.
Lidia, mi esposa, estaba desesperada porque no consegu�a
sirvienta, Y entre la casa y su tienda de ropa femenina no se daba abasto. Hasta
que por fin una amiga le trajo una muchacha de apenas unos 16 a�os cumplidos. .
Se llamaba Marta, una morenita clara de cutis aperlado, mediana
estatura, vestida con una especie de camis�n que casi le llegaba a los
tobillos. Con esa ropa no se pod�a apreciar casi nada de sus formas
femeninas, excepto el vago contorno de unos senos macizos y rozagantes. De cara
redondita, labios peque�os y carnosos, ojos casta�os almendrados y una nariz breve
y chatita, parec�a una mu�equita. Era un rostro agradable, sin llegar a ser
bonita.
Sin embargo ten�a una expresi�n tan seria, una mezcla de
timidez y hosquedad tan cerrada que resultaba algo chocante. Sonre�a muy poco y
apenas hablaba lo indispensable. Con ese aire tan t�mido y hosco y esas ropas,
parec�a una de esas monjitas malhumoradas y amargadas que miran a todo mundo
como si fueran el diablo disfrazado.
Lidia la acept� con reservas pues pensaba que las sirvientas
tan j�venes sol�an ser flojas e irresponsables, pero la muchacha result� tan
diligente y tan r�pida para aprender que mi esposa estaba encantada, pues ahora
pod�a volver a su rutina.
Mi esposa es una mujer de 40a�os, bastante bien conservada
para su edad, pues aparenta unos 6 o 7 a�os menos. Blanca, de cutis sonrosado,
cara de francesita y un cuerpo menudo pero muy bien
proporcionado y curvil�neo que a�n hace voltear a los hombres por donde pasa.
Yo tengo 47. Soy un tipo alto, de 1. 83 mts. , blanco
tambi�n,
de ojos verdes, robusto, pero bastante esbelto todav�a, pues me
defiendo haciendo ejercicio y con una dieta cuidadosa. Dicen las mujeres que soy
el tipo de gal�n oto�al bastante atractivo. Y para
decir la verdad soy algo mujeriego, a pesar de mi edad, aunque
algunos dir�n que soy ya un "viejo raboverde", lo cual me importa un bledo. Y
tengo que confesar que me fascinan especial�
mente las muchachas de los 15 a los 20. Aunque soy muy
cuidadoso al respecto, pues trabajo en una escuela preparatoria como director, en
el turno vespertino y nocturno, este �ltimo para gente que trabaja. Pero en mi
trabajo soy especialmente serio con las j�venes estudiantes. Solo fuera de ah�
me atrevo a desbalagarme de vez en cuando.
A pesar de lo anterior el sexo en mi matrimonio es bastante
bueno. Lidia es una mujer excitante y sensual que disfruta mucho del sexo conmigo, quiz�s demasiado, pues suele tener unos orgasmos tan intensos que se queda ah�ta
de placer por dos o tres d�as y yo, a mis 47 a�os a�n tengo mucha virilidad. Si
por mi fuera yo tendr�a sexo todos los d�as.
Lidia es bastante liberal y algo morbosa en este aspecto. No
le importa que yo ten-
ga algunas aventuras por ah�. Incluso hemos llegado a tener
experiencias de sexo en tr�o, pues ella es algo bisexual, pero eso es otra
historia. Sin embargo no le gusta que trate de conquistar a las sirvientas en la
casa, por nuestros hijos. Carmen, que ya es una se�orita de 18 a�os y Javier de
16. Pero ellos ahora casi no estan en la casa durante el d�a;escuela de
ma�ana, tareas, deporte, clases extraescolares de idiomas, amigos, etc.
Pero eso no me iba a detener si ten�a alguna atractiva opor-
tunidad con alguna criadita que valiera la pena. Mas en el
caso de la nueva muchacha, ni ve�a po-
sibilidades ni estaba seguro de que valiera la pena.
Con el paso de los d�as yo observaba a la nueva criadita mas
con curiosidad que otra cosa, pues debido a mi trabajo me quedo en las ma�anas en
la casa. Con frecuencia trabajando en preparar clases, revisar trabajos y
ex�menes, etc. Y poco a poco fui descubriendo que la criadita estaba mucho mejor
de lo que parec�a. Cuando ella se mov�a o ca
minaba alcanzaban a delinearse bajo su ropa una rotunda
cadera, sus nalgas macizas y respingadas,
un muslo rotundo o sus pechos turgentes. Y hab�a una gracia
sensual en sus movimientos que me
llamaba la atenci�n poderosamente.
Hab�a algo en ella que me atra�a con quemante ansiedad. Era co
mo un halo invisible pero intenso de una ardorosa y juvenil
sexualidad, apenas reprimida, que me envolv�a seductoramente. O ser�an esas
fugaces miradas de reojo que a veces me dirig�a y en las cuales yo cre�a
sorprender a veces un brillo de malicioso deseo, como una ansiosa y muda
invitaci�n
apenas velada.
Y estas vagas impresiones me hac�an fantasear y encend�an mi
lujuria obsesivamente. Mas no me atrev�a a abordarla directamente, menos a
forzarla, por temor de que pudiera rechazarme y hacer un esc�ndalo.
A pesar de su hosco talante trat� de agradarla, Cuando me d�
cuenta de que le gustaba la m�sica, pues la sorprend� tarareando una tonadilla de
moda, le pon�a m�sica en el est�reo cuando estaba ah�. Cuando la sorprend�
comi�ndose a hurtadillas unos chocola
tes sobrantes de una cena del domingo anterior, le regalaba
con frecuencia chocolates, lo cual me agradec�a tan solo con un forzado gracias y
esquivando la mirada. Pero no lograba romper su hosco talante, ni con esas
atenciones ni tr�tando de sacarle pl�tica. Parec�a una verdadera mula cerrera.
Un d�a amanecimos sin agua. Alguna aver�a en una bomba de agua
del municipio. Alcanza�
mos a llenar un balde de agua con lo que qued� en la tuber�a
y as� desayunamos. Mi esposa y mis hijos se fueron a sus ocupaciones y yo me
qued� trabajando. A media ma�ana se reanud� el servicio
y me fui a ba�ar de inmediato, pues yo suelo ba�arme antes de
desayunar y ya me sent�a inc�modo.
Nuestra rec�mara tiene el ba�o adjunto e independiente, as�
que despu�s de ba�arme sal�
desnudo a la rec�mara para secarme, como era mi costumbre y me
encuentro con la muchacha en el
cuarto tendiendo la cama despreocupadamente. . .
Al sentir mi presencia volte� y me vi� sorprendida,
qued�ndose at�nita y paralizada por unos segundos. Yo tra�a la
toalla sobre los hombros y ni se me ocurri� taparme, tambi�n sorprendido. Pens�
que Marta saldr�a corriendo de inmediato, pero para mi asombro solo me dio la
espalda y continu� con su tarea como si nada!!!!!
Yo sent� que aquello era una muda invitaci�n o un reto y esta
idea me excit� como un latigazo de ardiente lascivia, caus�ndome una r�pida
erecci�n.
No presumir� aqu� de estar muy bien dotado, pero tengo un
buen garrote de 19 cms. , grueso y ligeramente curveado hacia arriba, que en
ese momento se puso tan dura como un poste de concreto.
Sin pensarlo mas me acerqu� a la chica y tom�ndola por los
hombros le restregu� mi agresiva erecci�n contra sus nalgas. Ella se dej�
hacer, paralizada por la sorpresa a�n y yo aprovech� para apoderarme de sus senos
palp�ndolos y sob�ndolos con ansiosa codicia sobre la tela de su vestido. �Y que
sabrosos estaban!Parec�an dos jugosas toronjitas que me llenaban las manos con
su sensual calor y su carne firme y flexible.
Entonces la chica reaccion�. Sus manos trataron de quitar mis
manos de ah�, pero yo sent�a sus intentos bastantes desmayados.
-�Su�lteme, se�or!�Ya, d�jeme!-suplicaba d�bilmente. -�Qu� va a
decir la se�ora?-
-�No va a decir nada porque no va a saber nada!�Dejate de
pendejadas!-Repliqu� con rudeza. Luego agregu� con apasionada vehemencia:
-�Dejame acariciarte toda, mu�equita!�Est�s tan hermosa!Tengo
tantas ganas de besarte toda. De acariciar todo tu cuerpo, de besar tus tetas, tu
espalda, tus muslos, tu chochito, todo. Con las ganas que te tengo desde que te
v�. . . Estas palabras tan apasionadas parecieron derrumbar toda resistencia,
pues me dej� hacer ya todo lo que quer�a sin reparos.
Yo continu� sob�ndo sus senos y restreg�ndome contra sus
nalgas, besando y mordisqueando ahora su cuello y sus o�dos, haci�ndola
estremecerse.
Comenz� a jadear levemente, s�gno inequ�voco de su incipiente
excitaci�n. Entonces desaboton� su vestido, el cual cay� con un suave susurro y le
desabroch� el sost�n. Ahora pude ya sentir su piel, suave y sensual, en mis manos
ansiosas y bes� a placer sus hombros y su espalda, lo cual la hizo jadear
mas, como un sensual ronroneo.
Luego me sent� en la cama y la par� frente a m�, casi desnuda
ya, excepto por sus pantaletas. �Ten�a un cuerpazo
estupendo!Caderas redonditas, cintura estrecha, aunque un poquito entrada en
carnes, pero muy bien proporcionada. Las nalgas muy paraditas y carnosas y ten�a
unos muslos rotundos y macizos, realmente tentadores. Pero que decir de sus
pechos;parec�an dos c�pulas bizantinas que apenas cab�an en mis manos, muy
turgentes y retadores. Las aureolas tan anchas como dos hostias de chocolate
coronadas por los enhiestos y pro-
vocativos pezones eran fascinantes.
Me lanc� sobre ellos comenzando a succionarlos y lenguetarlos
con feroz avidez, arr�ncandole nuevos jadeos de placer. �Como
disfrutaba ya aquellas ardientes cari-
cias de mi boca ardiente!Sus manos se aferraron a mis hombros
y me jalaba hacia ella ansiosamen-
te. Entonces me atrev� a quitarle sus pantaletas, dej�ndola
totalmente desnuda. As� pude explorar con mis manos su piel tan tersa y
fresca, sus nalgas apetitosas, sus sensuales caderas y sus muslos ardien-
tes, hasta llegar a su sexo. Busqu� su vulvita que estaba ya
casi chorreando con sus jugos y le met� �
el dedo medio delicadamente.
Mi dedo se hundi� apretadamente en la estrecha y caliente
vainita pe-
ro sin mayor resistencia. Aunque ya no era se�orita estaba a�n
bien cerradita, pues su co�ito h�medo
y caliente apretaba mi dedo deliciosamente. �Mhhh!�C�mo
apretar�a mi garrote cuando la penetrara?
Ahora comenc� a masajearla vigorosamente con mi dedo, como si
fuera un peque�o falo, mientras segu�a mamando sus sabrosos pezones.
Con todas estas caricias ella jadeaba ya agitadamente y
meneaba su vientre contra mi mano lascivamente, aumentando su excitaci�n
r�pidamente, hasta que se vino con un agudo y breve orgasmo que la hizo
estremecerse con asombro.
Yo sent�a su vainita, chorreando ya con sus jugos amorosos, muy
caliente y ansiosa. De-
cid� entonces darle una buena mamada, pues ten�a la impresi�n
de que la muchacha no sab�a lo que era un buen orgasmo, a pesar de que ya la
hab�an desflorado. La acost� en la cama, con una almohada debajo de sus nalgas y
empec� a besar su estomago, su vientre, sus caderas y luego sus muslos. Este
jueguito la hizo temblar de expectante placer y cuando separ� sus muslos para
llegar a su vulva con mi boca ella ya me esperaba con ansiedad.
Sabore� con mi boca sus jugos juveniles, que sab�an a frutas
tropicales;a guan�bana y a papaya, mientras exploraba su vulva con mi
lengua, haci�ndola gemir dulcemente, hasta que llegu� a su cl�toris, algo
grande, pues parec�a un frijolito aperlado. Lo lenguete� levemente y a�n as� se
estremeci� con violencia. Seguramente era la primera vez que recib�a este tipo de
caricias. Mas pronto se fue acostumbrando a mi lengua y a mis labios comenzan-
do a recibir una soberbia mamada, pues, modestia aparte, soy
muy bueno en esto. Ella comenz� a disfrutarla con verdadero frenes�, pues gem�a y
jadeaba ya desenfrenadamente, sin parar. Yo creo que tuvo unos dos o tres orgasmos
seguidos, hasta que el �ltimo la hizo explotar con violentas sacudidas y grititos
de incontenible placer, mientras se chorreaba abundantemente:
-Ahhh, ahhh, ahhh, mhhhh, mhhh, yaaaa, yaaaa, exclamaba con
delirio la criadita, hasta que termin�.
La dej� descansar un minuto para que se repusiera, asombrado
y excitado con la capacidad de goce de la muchacha. Entonces, cuando ya se
repuso, me reclam� algo asustada:
-�Ay!�Qu� me hizo, oiga!
-Pues te d� una buena mamada y tuviste un orgasmo de los
buenos. �Nunca te lo hab�an hecho
antes, verdad?
-�Mhhh!Se siente muy "juerte". -Repel� todav�a.
-Pero te gust�, �verdad?
-�Ay!Pa� que quiere que le diga, si ya sabe. . .
-Pues ahora vas a recibir mi palito. Mira como est� el
pobre. Hinchado como un globo con unas ganas locas de probar ese chochito tan
sabroso que tienes.
Ella miro mi tranca erecta con morbosa fascinaci�n y algo
de temor.
�Mhhh!�Est� muy grande, oiga!�A poco me va a caber?
-No te preocupes. Nom�s te la voy a meter tantito. Le
promet� hip�critamente.
Me acomod� entre sus piernas, coloqu� la hinchada cabeza en
su mojada vulvita y comenc� a darle ligeros picones apenas. As� juguete�
durante unos minutos hasta que v� que ella empez� a excitarse ansiosamente con
el jueguito. Entonces comenc� a penetrarla con picones mas fuertes, hasta meter
toda la cabeza. Ella se quej� con dolor al sentirse invadida, pero era tal su
excitaci�n que se aguant� y me dej� penetrarla mas. Con otra
embestida entr� hasta la mitad y comenc� un pausado mete y saca, gozando
incre�blemente cada embestida. Su vainita era una fundita deliciosa;muy
estrecha, caliente y lubricada, que apretaba mi miembro ardorosamente. Era
tanto el placer que ten�a que detenerme a cada rato y respirar profundo para
no venirme demasiado pronto.
La chica se fue relajando con la excitaci�n y entonces pude
hundirme hasta el tope, con lentas y suaves embestidas sin sacarla mucho. As� la
pistone� durante un ratito, gozando ambos con delirio, hasta que no aguant�
mas. Sinti�ndome cerca del orgasmo me solt� bombe�n-
dola con fuertes arremetidas hasta que estall� en un
orgasmo de locura. Todo se me nubl�. Mi ca
beza estall� en un carnaval de fuegos artificiales y mi
cuerpo se derret�a con un placer abrasador, chorre�ndome y vaci�ndome hasta la
m�dula de los huesos, inundando copiosamente
Ss vagina con mi semen, que chorreaba por sus muslos
copiosamente.
Ella tuvo tambi�n otro orgasmo muy intenso que la hizo
sacudirse y gemir fren�tica�
mente, entre gritos de candente placer.
Nos quedamos enchufados todav�a como un par de
minutos, disfrutando las �ltimas oleadas de placer, hasta que al fin me tir� a
un lado de la cama, derrengado y satisfecho por completo.
Entonces la muchacha se me acerc� acarici�ndome
con tierna sensualidad. Luego me bes� en los labios, en la
cara y en el pecho, exclamando:
-Usted me va a volver loca. �Mhhhh! Creo que ya me volvi�
loca. Ya nada va a ser igual para m�.
Y yo entend� lo que quer�a decir. Pero las cosas no
terminaron aqu�, mas lo que pas� des�
u�s es otra historia.
Si les gust� este relato mucho les agradecer� su estimable
opini�n. Tambi�n me gustar�a que me relataran experiencias similares;tr�os de
matrimonios con otra mujer, con hombres j�venes o aventuras con j�venes
sirvientas. Escr�bame a
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