Relato: Mi familia campesina



Relato: Mi familia campesina

Capitulo uno


Qued� viudo y solo a los 50 a�os, dos a�os despu�s me
jubilaron de la empresa donde trabaj� por casi 27 a�os, como no ten�a hijos,
vend� todo lo que ten�a en la ciudad y me fui a vivir a una peque�a finca en los
alrededores de un pueblito rural en medio de unas monta�as, herencia de mis
abuelos y a la que solo hab�a ido a conocer y visitar tres veces en los �ltimos
veinte a�os. El clima era templado y la vegetaci�n era abundante. Hac�a unos
a�os que en ella trabajaba como cuidantes una pareja de lugare�os, �l era de
unos 40 a�os y se llamaba Anselmo, ella Eulogia y ten�a unos 10 a�os menos,
ten�an tres hijos, un varoncito de 5 a�os de nombre Gregorio, y dos nenas de 6 y
7 a�os. La menor se llamaba Maria y la mayor Lucrecia.


Como todos los pobladores de la zona sub andina, esta pareja
era parca en el hablar, pero muy trabajadora, de piel morena, pelo negro,
delgados y de talla baja. Los chicos no iban a la Escuela, las mujercitas
estaban siempre con la madre y el menor con el padre. Pronto me acostumbr� a la
paz y la tranquilidad de la zona. Como era un camino secundario casi nadie
pasaba por mi propiedad, al ser zona de quebradas la siguiente propiedad quedaba
a mas de 2 Kil�metros de la m�a, por lo que casi nunca ten�a visitas.


Pronto mi finca se llen� de arboles frutales y de huertas de
legumbres y verduras que la pareja de campesinos sab�a cuidar muy bien con la
ayuda de sus hijos. Los d�as Domingos esta pareja ten�a la costumbre de irse al
pueblo y dejaban a los chicos solos en la caba�a que yo les hab�a dado a unos 20
metros ladera abajo de la m�a.


Por la tarde despu�s de la siesta sol�a salirme a la terraza
de mi caba�a a ver las cambiantes monta�as a las �ltimas luces del atardecer,
hasta que se hac�a la noche. Los chicos con el paso del tiempo me hab�an ido
perdiendo el miedo y pronto comenzaron a llegar hasta mi caba�a y con el
ofrecimiento de unos dulces acab� ganandome la confianza de ellos, y pronto se
hizo costumbre que los Domingos en la tarde se vinieran los tres hasta mi caba�a
atra�dos por los dulces y mi caracter bonach�n. Les ense�� a saludarme con un
beso en la mejilla y pronto hasta en presencia de sus padres lo hac�an. Los tres
eran bien morenos, flacos, de pelo negro y lacio, ojos grandes de un negro
profundo, sus rasgos eran finos y agradables, la mas bonita era Maria y pronto
fue mi consentida, ya que tambi�n era mas viva y despierta que sus hermanos.
Pero Lucrecia la mayor era mas pegada a mi.


Me acostumbr� a ir al pueblo solo, una vez cada dos meses a
comprar las provisiones y las otras cosas que se necesitaban en la Finca, ya que
lo que produc�a la finca la compraba un Rescatador que pasaba una vez cada
semana en su vieja camioneta, el encargado de venderlas era Anselmo y por la
noche despu�s de la cena me entregaba el importe de la transacci�n.


Eulogia me cocinaba y se encargaba de la Caba�a con la ayuda
de sus hijas, antes de las 8 de la noche ya estaba solo en mi caba�a y me
dedicaba a la lectura y a escuchar radio, casi siempre a las 10 de la noche ya
estaba durmiendo, porque me gustaba madrugar para salir a caminar en el fr�o del
amanecer y ver el comienzo de los trabajos de Anselmo y su hijo. Les ayudaba
hasta medio d�a y mientras ellos se quedaban trabajando yo regresaba a la caba�a
a almorzar. Eulogia me serv�a y luego se iba llevando comida para su marido y su
hijo. Lucrecia y Maria se quedaban en la Caba�a ayudando en la cocina y pronto
se acostumbraron a sentarse en la mesa conmigo, mientras yo terminaba de comer.
Jamas logr� hacer que coman conmigo, ya que su madre se opon�a a esto.


Cuando se cumpli� un a�o de estar viviendo en la Finca, tuve
que preparar un viaje a la ciudad, ya que ten�a que realizar algunas compras
importantes y realizar algunos tramites que no se pod�an hacer en el pueblo.
Encontr� mi Departamento muy sucio y descuidado, as� que el primer d�a en la
ciudad fue para realizar limpieza y en los tres siguientes hice todas las
compras y los tramites. El ultimo d�a lo dediqu� a recorrer la ciudad y comprar
regalos para mis caseros y sus hijos, luego com� en un buen restaurante, mir�
una buena pel�cula y termin� la noche en un bar. Al final me fui al departamento
solo y un poco mareado. Por la ma�ana emprend� el regreso a mi granja.


Despu�s de un viaje de diez horas por caminos en p�simo
estado de conservaci�n llegu� a mi granja, los chicos se alegraron al verme
llegar. Anselmo y Eulogia me ayudaron a sacar todo de mi camioneta y los chicos
ayudaron con las cosas mas peque�as. Ya en mi caba�a les entregu� sus regalos a
todos y los mas felices fueron Lucrecia, Maria y Gregorio, ya que les traje
mu�ecas a las chicas y un cami�n para el ni�o. Para los padres les traje ropa
nueva y de los colores que ellos usaban y les gust� mucho. Con el paso del
tiempo las ni�as se acostumbraron a mi presencia y me tomaron tanto cari�o que
todo el tiempo estaba a mi alrededor.


Lucrecia la mayor se peg� mas a mi y me acompa�aba a todos
lados. El jard�n y los alrededores de mi caba�a pasaron a estar a mi cargo y
Lucrecia pas� a ser mi ayudanta oficial, ya que su hermanita menor ayudaba a su
madre en las tareas de mi caba�a y la cocina. Un d�a en que le ped� que me
ayudara a sacar una planta de ra�z, Lucrecia arremang� su vestido y se agach�
frente a mi, que me encontraba de rodillas con las manos en la ra�z de la
planta, cuando levant� mi vista lo primero que vi fueron sus muslitos desnudos y
su inverbe co�ito entre sus piernitas abiertas. Por primera vez tuve un deseo
carnal ante lo que ve�a, ya que por mas de dos a�os que no ten�a relaciones
sexuales con ninguna mujer.


Qued� paralizado y mi vista no se apartaba de esa rajita sin
un solo pelito, le ped� que se acercara un poco mas y al hacerlo abri� mas las
piernitas y su rajita se not� mucho mas, hice como si costara mucho arrancar el
arbolito y de esa forma pude mirar durante bastante rato su entrepierna.
Lucrecia ten�a en ese momento 8 a�itos, era bien morena, flaca, de cara redonda
y ojos bien negros y grandes, su boca era peque�a y de labios gruesos, nariz
respingona, su cuerpito era menudo y sus piernitas eran bien flacas, aunque
estilizada y largas. Su sexo era una peque�a rajita en el centro de un pubis
liso y lampi�o, que de todas formas me excit� mucho al verlo por primera vez.


Cuando sacamos la planta nos paramos y me di cuenta que ten�a
una erecci�n tremenda, para distraerme le comenc� a explicar sobre la planta y
comenc� a caminar con ella a mi lado hasta el lugar donde la ten�amos que
sembrarla de nuevo. Cuando llegamos al sitio puse la plantita en el hueco cavado
en la tierra y me agach� a sostenerla en medio, le ped� a Lucrecia que se
agachara para que me reemplazara mientras yo comenzaba a hechar tierra sobre las
ra�ces de la plantita. Como la anterior vez Lucrecia se agach� y al hacerlo
abri� sus muslitos y de nuevo vi su co�ito, mi erecci�n que ya hab�a disminuido
volvi�, al observar su rajita, con la excusa de acomodar en el medio y mejor la
plantita me agach� y me acerqu� mas a ella y pude mirar de mas cerca y con mayor
detenimiento su co�ito, ella no se daba cuenta de nada, cuando me volv� a
levantar y comenc� a rellenar el pozo, mi calentura baj� un poco.




Cap�tulo dos


Desde ese d�a fue motivo de mis pajas, y cuando ten�a la
oportunidad la colocaba frente a mi y no me perd�a detalle de su entrepierna,
mientras pensaba como hacer para poder tocar ese co�ito que me estaba llenando
mi cabeza de pensamientos tan carnales. Cuando me tocaba ir al pueblito cada
mes, me acostumbr� a traer regalos para los tres chicos y esto mas mi caracter
bonach�n me fueron ganando la confianza de los tres y de sus padres que en
cierta ocasi�n dejaron que me acompa�en al pueblo las dos chicas, en el pueblo
las invit� a comer al �nico restaurante que hab�a y luego les invit� a helados,
dulces y todo lo que quisieron, por la tarde y al regreso a Maria se le afloj�
la barriguita y tuve que parar la camioneta a un costado del camino para que
hiciera sus necesidades. Se baj� y con la puerta abierta se puso a cagar a un
costado del camino y a la vista de Lucrecia y m�a. Maria cuando termin� se medio
limpi� con una manita y luego limpi� su manita contra el pasto. Al ver esto
saqu� un rollo de papel higi�nico de la guantera de la camioneta y me baj� y le
dije que no estaba bien limpia y que pod�a manchar la camioneta, que yo la
limpiar�a bien con el papel que ten�a en la mano.


Ninguna de las dos sab�a lo que era eso y se los expliqu�
mientras le levantaba la falda larga a Maria, la hice agacharce contra el
asiento y cortando un pedazo se lo pas� por su culito desnudo, le mostr� como
sali� sucio y cort� otro pedazo y le volv� a limpiar el culito, hasta que se lo
deje bien limpio. Luego con una mano abr� sus nalguitas y le pase un dedo por su
culito dici�ndole que estaba bien limpio. El culito de Maria era solo un puntito
negro y arrugadito pero me excit� mucho toc�rselo y mas ver sus piernitas y sus
nalguitas desnudas. Lucrecia que hab�a visto todo sin decir ninguna palabra, me
dijo que ella tambi�n tenia ganas de cagar y haciendo a un lado a su hermana que
se estaba bajando la falda, se baj� de la camioneta y se par� un poco mas
alejada del lugar donde su hermana estaba y se subi� la falda hasta la
barriguita y se agach� y comenz� a pujar hasta que comenz� a cagar.


Como lo hac�a de costado solo ve�a sus piernitas desnudas y
su carita congestionada. Mientras tanto Maria se subi� a la camioneta y se puso
a mirar unas mu�equitas de pl�stico que les hab�a regalado. Cuando Lucrecia
termin� de cagar se medio levant� y me mir� sosteniendo su vestido sobre su
barriguita con sus manitos. Camin� hasta donde se encontraba y me coloque a un
costado y esta vez me agach� para limpiarla y as� poder mirar de mas cerca su
culito, cort� varios pedazos y la limpi� bien mientras ella brotaba hacia atras
su culito para que se lo limpie mejor. Cuando la termin� de limpiar se lo dije y
como hice con su hermanita le abr� con los dedos de una mano los cachetes de sus
nalguitas para dejar totalmente expuesto su negro culito, se lo toqu� con un
dedo y le dije que estaba bien limpio, me mir� y me sonri� y como vi que no se
mov�a se lo comenc� a sobar sintiendo en mis dedos la rugosidad de su culito y
apret�ndolo levemente con un dedo sent� su calor. La excitaci�n que sent�a me
hac�a temblar las piernas y para no cometer una tragedia dej� de tocar su culito
y la ayud� a bajar su vestido y de la mano la acompa�� hasta su lugar en la
camioneta.


Reanudamos la marcha y mientras conversamos les ped� que no
le digan a sus padres lo que hab�amos hecho y me prometieron que no lo dir�an.
Al d�a siguiente mientras trabajabamos en el jard�n, Lucrecia me dijo que quer�a
cagar, le ped� que esperara un momento mientras iba a mi ba�o y regres� con un
pedazo de papel higi�nico. Al verme Lucrecia camin� hasta la sombra de unos
arboles altos y ocultos de la caba�a, para que no nos vieran su madre y su
hermana, se subi� su falda y se agach� a cagar, me sent� apoyado contra uno de
los arboles y esper� que termine sin dejar de mirar sus nalguitas y sus
piernitas.


Cuando termin� de cagar se levant� y se vino caminando casi
agachada hasta donde yo estaba, me incorpor� y la esper� de rodillas, se coloc�
dandome la espalda y me coloc� su culito ante mis ojos, la limpie con dos
pedazos de papel, y luego le acarici� como la vez anterior con un dedo el
culito, le dije que su culito era hermoso y si dejaba que le diera un beso,
movi� su cabeza afirmativamente y dobl� mas el torso brotando hacia fuera su
culito, con mis dos manos le abr� bien sus suaves nalguitas y le bes� su culito
varias veces, luego le pas� mi lengua mientras Lucrecia me dec�a que le hac�a
cosquillas, se lo chup� por un momento y luego la ayud� a bajar su vestido. Yo
segu�a de rodillas y tom�ndola de las caderitas la coloqu� de frente a mi y le
pregunt� si le hab�a gustado lo que le hab�a hecho, bajo la vista sonrojandose y
me dijo que si con su vocecita casi inaudible. Le ped� que no se lo cuente a
nadie para que no tengamos problemas ninguno de los dos y me dijo que si. Desde
ese d�a siempre que ten�a que cagar me buscaba para que la limpie. Maria tambi�n
cuando tenia que cagar venia a buscarme para que la limpie, pero Lucrecia
siempre nos acompa�aba y me di cuenta que era celosa de la hermanita.


Al mes siguiente cuando lleg� el d�a en que ten�a que ir al
pueblo por v�veres, Anselmo me dijo que las chicas le ten�an que ayudar en la
cosecha de duraznos y Lucrecia insisti� tanto en ir conmigo para ayudarme con
las compras que al final su padre acept� ante el llanto de Maria que tambi�n
quer�a venir. Con la promesa que en el siguiente viaje ser�a ella la que me
acompa�ar�a y que en este viaje le traer�a un regalo, se calm� y dej� de llorar.


En el viaje de ida y a diez minutos de haber salido de la
granja Lucrecia me dice que ten�a ganas de cagar, por su cara me di cuenta que
lo que quer�a era otra cosa. Par� la camioneta a un costado del camino en la
parte baja, entre dos cerros. Lucrecia baj� por su lado y yo por el m�o, la
segu� mientras ella caminaba hacia unos arbustos que hab�an al lado de un
peque�o arroyo de aguas cristalinas, cuando se comenzaba a levantar la falda le
ped� que esperara mientras me acercaba hasta pararme a su lado, ella me miraba
interrogante con la mirada, me arrodill� mientras le ped�a que si se pod�a sacar
toda la ropa para despu�s cagar. Lucrecia se ri� con su risa de ni�a, cantarina
y alegre, pensando que mi pedido era tal vez un poco loco, y se comenz� a
desprender los botones de su camisa de color indefinido por lo vieja y sucia, le
ayud� a sac�rsela y luego le desprend� el �nico bot�n que ten�a su falda y se la
saqu� haciendo que levante los pies.


Como ya sab�a que en estos lugares nadie usaba ropa interior,
Lucrecia qued� totalmente desnuda ante mi vista. Admir� su cuerpito desnudo, sus
pechitos eran como dos peque�os limones, dos protuberancias peque�as un poco mas
oscuros que el resto de su piel, sus pezones casi no se notaban, su barriguita
era un poco abultada y en su entrepierna apenas se notaba la rajita de su sexo.
Sus piernitas eran largas y flacas y sus pies peque�os con sus deditos separados
por el continuo uso de sandalias abiertas. Me pregunt� si ya pod�a cagar,
sac�ndome de mis ensue�os y le respond� que lo hiciera. Se agach� frente a mi y
se puso a hacer sus necesidades con una inocencia incre�ble, como si delante de
ella no hubiera nadie.


Cuando termin� se medio incorpor� y mirandome me dijo si la
pod�a limpiar. Cort� dos pedazos del rollo de papel que ten�a en mi mano. La
atraje mas hacia mi y le di la vuelta hasta dejarla de espaldas, me hinqu� atras
de ella y la limpi� separando sus nalguitas con una mano, cuando qued� bien
limpia, con las dos manos separ� sus nalgas y le di un beso y acaricie con mi
lengua su culito, mientras ella se manten�a con el tronco doblado hacia delante
y con las piernitas semi abiertas, al sentir mi beso suspir� suavemente y apret�
su esf�nter, haciendo que su culito se contraiga. La solt� y la hice dar vuelta
hasta que estuvo mirandome de frente, la abras� y le dije que la quer�a mucho,
ella me sonri� con su rostro congestionado y con rubor, me puso sus bracitos por
mis hombros y se peg� mas a mi cuerpo, le acarici� con una mano su espaldita y
sus nalguitas y luego dej� un dedo tocando la entrada de su culito mientras le
preguntaba si le gustaba lo que estabamos haciendo, me contest� afirmativamente
con su cabeza mientras me sonre�a, le di un leve beso en su peque�a boquita.
Como me di cuenta que no sabia besar le dije como lo ten�a que hacer y luego
tratamos de nuevo, esta vez ella abri� los labios y respondi� a mi beso. Al
comienzo lo hacia mal, pero poco a poco lo fue haciendo mejor y pronto estaba
respondiendo a mi beso metiendo su lenguita en mi boca y tragandose mi saliva.
Mas tarde la coloqu� en cuatro patas en el suelo, me hinqu� atras de ella y
abriendo sus nalguitas le chup� el culito y la rajita de su co�ito.


Hice que recueste su cuerpito sobre sus codos y que arquee su
cuerpito con lo que su rajita se abri� y con la ayuda de mis manos pude ver la
peque�a abertura de su vaginita y su peque�isimo cl�toris, se los comenc� a
chupar y a lamer hasta que comenz� a gemir cada vez mas rapido, con mi lengua
estimulaba su cl�toris, su vaginita y su culito hasta que sus gemidos se
convirtieron en peque�os quejidos y pronto su cuerpito se convulsion� en el
primer orgasmo de su corta vida. Yo hab�a sacado mi pene por la bragueta del
pantal�n y me masturbaba, hasta que termin� momentos antes que ella. La dej� por
un momento y me sent� en el suelo, guardando mi pene dentro del pantal�n, luego
la atraje hacia mi y la sent� en mi falda mientras la abrazaba, su respiraci�n
estaba agitada y no abr�a los ojos, se peg� a mi pecho abraz�ndome con sus
bracitos mientras segu�a con los ojos cerrados y sin hablar. Cuando se calm� la
ayud� a vestirse y nos dirigimos a la camioneta.


Ya en el pueblo, hicimos las compras, paseamos un rato,
compramos regalos para ella y sus hermanitos y despu�s de almorzar emprendimos
el regreso. Lucrecia estaba mas abierta hacia mi y durante todo el viaje se
dedic� a contarme cosas de su familia y de su corta vida. Cuando me pregunt� si
con lo que hab�amos hecho ella pod�a quedar embarazada, me re� y le dije que no,
le expliqu� como se hac�a y le dije que lo que hab�amos hecho era solo besos y
chupar, ella me dijo que los domingos en la noche cuando sus padres llegaban
borrachos hac�an eso, sin importarles que ella y sus hermanitos est�n dormidos.


Que ella hab�a visto hacerlo a los chanchos, a las vacas y
tambi�n a los perros. Me pregunt� si mi "pichula" era igual a la de su padre, le
dije que no sab�a y que cuando hab�a visto la de su padre, me respondi� que
cuando su padre se ba�aba, su madre la mandaba con agua caliente al cuarto donde
se ba�aba su padre, y en esos momentos lo hab�a visto, pero era como un dedo
apuntando para abajo, y que varios Domingos cuando llegaban borrachos ella hab�a
logrado ver la pichula de su padre dura y grande antes de ponerla entre las
piernas de su madre, despu�s su padre se mov�a un rato sobre su madre que gem�a
bajito mientras su padre resoplaba un poco, luego se bajaba de su madre y se
acostaba a un lado con su pichula fuera de su pantal�n y ella hab�a visto que de
a poco se iba deshinchando hasta quedar de nuevo como un dedo gordo, mientras su
madre se bajaba el vestido tapando su co�o y sus piernas y los dos se quedaban
dormidos casi al instante de hacer estas cosas.


Me cont� que una vez hab�a visto como su madre se met�a la
pichula de su padre a la boca y que luego que la hab�a metido casi toda dentro
de su boca, mov�a la cabeza metiendo y sacando la mojada pichula de su padre por
mucho rato y cuando su padre se dio cuenta que ella estaba mirando, la mand�
salir del cuarto, mientras su madre segu�a con lo que estaba haciendo. Estuvimos
un rato largo sumidos cada uno en sus pensamientos, hasta que Lucrecia me dijo
si le pod�a mostrar mi pichula, sin responderle par� la camioneta a un lado del
camino desierto y me acomod� en mi asiento hasta quedar casi de frente a ella,
me abr� la bragueta y me baj� un poco los pantalones y los calzoncillos, luego
saqu� hacia fuera mi miembro que en ese momento estaba en reposo.


Lucrecia la miraba con sus ojos totalmente abiertos, me baj�
un poco mas la ropa y abr� un poco mas las piernas para que lo pueda ver mejor.
Lucrecia se acerc� mas a mi y se puso a mirar de mas cerca, le dije que la toque
con sus dedos, alarg� un bracito y la toc� con la punta de sus dedos, luego la
recorri� con sus deditos y por �ltimo la tom� con toda la mano, me la apret�
suavemente y baj� el prepucio y dej� descubierto mi glande, el color de mi pene
es un poco oscuro, pero no mucho y la cabeza de mi pene es muy roja cuando esta
descubierta. Puse una mano sobre su manita y le ense�� como me la ten�a que
mover y ella sin dejar de mirar se puso a mover mi pene hasta que este comenz� a
crecer en su manito. Me estuvo pajeando por un buen rato hasta que mi pene tom�
proporciones considerables y sent� que me ven�a un orgasmo, cort� un pedazo de
papel y esper� que ella me siga pajeando y la ayud� con una mano para que me lo
haga mas fuerte hasta que me sali� el semen en varios chorros que apenas los
pude contener con el papel en mi otra mano. Lucrecia miraba como mi pene soltaba
todo el semen acumulado y como mojaba todo el papel, mientras con mi mano encima
de la manito de ella segu�a sobando mi pene hasta que dej� de convulsionar. Le
expliqu� lo que hab�amos hecho dici�ndole que no ten�a que hablar de esto con
nadie y me dijo que no lo har�a. Me acomod� la ropa, limpi� todo y seguimos
viaje. Cuando llegamos a la granja todo estaba bien y Lucrecia entreg� los
regalos y despu�s de la cena se fueron a su caba�a.




Capitulo tres


La siguiente semana hice un viaje al pueblo con Anselmo y su
hijo Gregorio y me sent� mas tranquilo ya que en ning�n momento sali� el tema de
lo que hab�a pasado con las chicas, para que no existan sospechas los invit� a
comer al restaurante al que �bamos con las chicas y luego compramos las
herramientas, los abonos y regalos para los chicos. Regresamos sin novedad y el
recibimiento de las chicas fue mas expresivo hacia mi, que a su padre. Anselmo y
su familia eran bien ingenuos e ignorantes ya que la mayor parte de la gente de
estos lugares jamas hab�an estado en una escuela, ni siquiera sab�an lo que era
la televisi�n, ya que ni en el pueblo que hab�a cerca lo conoc�an. As� que me
propuse que en mi pr�ximo viaje a la ciudad traer�a un aparato con casetera y
varios videos de pel�culas.


Los chicos me comentaron que en el pueblo a veces llegaban
unos cines ambulantes que van de pueblo en pueblo, pero que como era muy caro,
solo sus padres hab�an visto alguna vez alguna pel�cula. Durante esa semana
Lucrecia me ayudaba en el trabajo del jard�n sin separarse de mi ni cuando
entraba al ba�o. La segu� limpiando a ella y a su hermanita cuando iban a cagar.
Por las ma�anas con Lucrecia ten�amos algunas sesiones de sexo, yo le chupaba su
co�ito y su culito hasta que la hac�a tener unos orgasmos cada vez mas intensos
y ella me comenz� a chupar la pija hasta que me hac�a terminar en su boquita, se
acostumbr� a tragarse todo mi semen y no la sacaba de su boquita hasta dejarla
bien exprimida. Lucrecia ten�a ya ocho a�os cumplidos, pero como era bien flaca
y un poco desnutrida parec�a en comparaci�n de unos cinco � seis a�os de una
chica de la ciudad. Maria que reci�n hab�a cumplido siete a�os era casi del
tama�o de Lucrecia y era un poco mas despierta, despu�s de cagar dejaba que le
toque su co�ito y su culito solo por un momento y luego sal�a disparada
ri�ndose, baj�ndose su falda, sin dejarme opci�n a hacer nada mas.


Cuando lleg� el fin de mes, fecha en la que ten�a que ir al
pueblo por v�veres, Maria salt� de alegr�a y me dijo delante de todos que ahora
era a ella a la que le tocaba ir conmigo. Muy temprano al d�a siguiente salimos
para el pueblo, como a la media hora de viaje Maria me dijo que quer�a hacer
caca, como la vez anterior con su hermana, par� a un costado del camino la
camioneta y la ayud� a bajarse, ella se alej� un poco, casi al lado de la rueda
trasera y se levant� su falda y de puso a hacer caca, saqu� un poco de papel de
la guantera y me par� al lado del asiento, con la puerta de la camioneta
abierta.


Cuando Maria termin� medio se levant� y le dije que se
acerque a donde yo estaba, ella vino y se par� a mi lado, me agach� y la limpie
bien, luego la acomod� hincada sobre el asiento dandome la espalda, le dije que
se coloque como los perritos, cuando ella se acomod� le sub� la falda y dej� su
culito desnudo a mi vista, con las dos manos le apart� sus nalguitas y comenc� a
besar su culito y la rajita de su co�ito, pero solo por un momento ya que sent�
que ella estaba incomoda. Con mis manos se lo abr� bien y estuve un rato mirando
su inberve co�ito y su min�sculo culito, saque mi pene de su encierro y me
masturb�, hasta acabar sobre mi otra mano, luego le baj� su falda y le dije que
se siente bien, mientras yo daba la vuelta a la camioneta y me sentaba en mi
lugar. Continuamos viaje y una vez en el pueblo hicimos las compras, comimos y
por la tarde iniciamos el regreso a la granja. Ya en el camino Maria se durmi�
en su asiento al rato que salimos del pueblo, as� que no pas� nada mas.


Los d�as siguientes, fueron igual a los anteriores, con
Lucrecia haci�ndome unas pajas fenomenales y yo chupando y lamiendo su co�ito y
su culito cada vez que pod�amos. Con Maria no pas� nada mas, solo que cuando
quer�a hacer caca ven�a hasta donde yo estaba para que la limpie. Cerca a fin de
mes les avis� que la siguiente semana quer�a ir a la ciudad a hacer varias
compras importantes, como ya sab�a Lucrecia y Maria gritaron que quer�an ir
conmigo y su madre les dijo que no pod�an ya que ser�an una carga para mi, les
dije que pensar�a la forma en que se podr�a hacer ese viaje y ver la forma de
que puedan venir conmigo, que esperar�amos unos d�as y que ya les avisar�a. Por
la tarde despu�s de la siesta recorr�a la granja y junto con Anselmo
planificabamos los trabajos para las siguientes semanas.


Fue en una de esas tardes que sali� el tema de mi viaje a la
ciudad y Anselmo me pidi� que si le pod�a traer ropa para su familia y le dije
que porque mejor no se ven�an conmigo hasta la ciudad Eulogia y las dos chicas y
as� ellas mismas se podr�an comprar lo que les hiciera falta, y que en mi
siguiente viaje a la ciudad vendr�a �l y su hijo. Anselmo lo pens� un momento y
me dijo que estaba bien siempre que no fueran molestia para mi. Le dije que no
eran molestia y por el contrario, que yo me hab�a encari�ado con su familia y
las consideraba como m�a. Al d�a siguiente Lucrecia me dijo durante el desayuno
que su padre les hab�a dado permiso para ir conmigo a la ciudad y que su madre y
su hermana estaban muy contentas.


Mas tarde Eulogia me dijo que su marido hab�a hablado con
ella y que estaba asustada, ya que ninguno de su familia hab�a ido a una ciudad
grande y que por lo que le hab�an contado la ciudad era muy peligrosa. La
tranquilic� dici�ndole que conmigo no tendr�an problemas de ning�n tipo y que yo
velar�a por la seguridad de las tres. Lucrecia estuvo muy zalamera y contenta
toda la ma�ana, y cuando Maria vino para que la limpie, la acompa�� hasta el
lugar donde cagaban y esta vez Lucrecia no nos acompa�� como hac�a siempre,
despu�s la limpi� y le bes� y chup� un rato su culito y su peque�o co�ito y
mientras lo hac�a se me ocurri� una idea que pondr�a en practica con el fin de
cogerme a la madre de las chicas. Cuando se fue Maria a seguir ayudando a su
madre, Lucrecia vino a donde yo estaba y esta vez me dijo que lo que quer�a era
que le chupe su co�ito directamente, se subi� la falda y me mostr� su co�ito. La
recost� sobre el pasto y me hinqu� entre sus piernitas y me puse a chuparle su
co�ito y su culito hasta que hice que tenga un orgasmo bastante ruidoso,
mientras yo me masturbaba. Despu�s me pidi� que quer�a chupar mi pija que ya
estaba con una media erecci�n, me sent� en el suelo mostrandole mi pene,
inmediatamente Lucrecia se hinc� frente a mi y se meti� mi pija en su boquita y
me comenz� a realizar una mamada, paje�ndome con sus manitas al mismo tiempo
hasta que me hizo terminar en su boquita, se trag� todo mi semen y despu�s de
limpiarse su boquita continuamos trabajando hasta que Maria vino a avisarnos que
era la hora del almuerzo.




Capitulo cuatro


Cuando lleg� el d�a del viaje, Anselmo me despert� casi de
madrugada ya que me esperaba un viaje de casi 13 horas de mal camino, hasta la
ciudad. Las cosas las hab�amos acomodado la noche antes en la camioneta y
despu�s del desayuno nos despedimos de Anselmo y su hijo y partimos rumbo a la
ciudad. Adelante iba Maria y Eulogia, en la parte de atras Lucrecia, sentada
sobre los bultos. Durante casi dos horas no pas� nada de importante, salvo lo
accidentado del camino y mi precauci�n para manejar. A las nueve de la ma�ana
pasamos por el pueblo y no paramos, seguimos viaje hasta casi las doce del medio
d�a en que hicimos un alto para comer las cosas que Eulogia hab�a preparado la
noche antes. Durante el viaje casi no hablabamos y yo me dedicaba a conducir con
cuidado ya que el camino es de monta�a y muy peligroso. Ser�an las dos de la
tarde que Maria me dijo que quer�a cagar, su madre le dijo que no me moleste,
pero yo le dije que no hab�a problemas, estacion� a un lado del camino, en un
lugar solitario, me baj� con el rollo de papel en la mano y Maria se baj� por mi
lado, le dije a Eulogia y a Lucrecia que bajen a estirar las piernas, que
todav�a faltaban muchas horas de viaje.


Las dos se bajaron mientras Maria cerca a la llanta trasera
de la camioneta se puso a cagar, me acerqu� a ella y cuando termin� la limpi�
ante la atenta mirada de su madre, que me vio hacer sin decir nada, pero despu�s
le expliqu� que lo hac�a para que no ensucien el asiento de la camioneta.
Lucrecia solo hizo pis y me pidi� que la limpie y eso hice mientras Eulogia nos
miraba sin decir nada. Las chicas corrieron al arroyo que hab�a cerca a lavarse,
mientras Eulogia me dec�a que ella tambi�n ten�a ganas de cagar, pero que le
daba verg�enza, ya que ella jamas hab�a visto eso con lo que hab�a limpiado a
sus hijas y que me ten�a mucha verg�enza, le dije que para que no tenga
verg�enza que lo haga d�ndome la espalda y que cuando termine solo se levante un
poco la falda y que yo que estar�a atras de ella, la limpiar�a sin que me vea.
Eulogia fue caminando hasta donde la hija menor hab�a cagado y se agach� a
cagar, dandome la espalda, cuando termin� se levant� un poco y levant� su falda
para no ensuciarla, pero sin mostrarme su culo.


Me acerqu� y met� mi mano bajo su falda desde atras, y
proced� a limpiar suavemente su culo con un primer pedazo, luego sub� su falda
hasta su cadera y dej� a mi vista su culo desnudo, sus nalgas eran un poco
morenas y al medio se ve�a su negro y arrugado culo, la piel de su alrededor
estaba bien curtida, casi de color negro, se lo limpi� con otros dos pedazos y
le dije que ya estaba limpia. Ella se irgui� del todo bajandose la falda y
dandose la vuelta me mir� y con una sonrisa me dijo que se sent�a bien y que
sent�a su culo bien limpio. Le dije que en la ciudad los ba�os son diferentes a
los del campo y que una vez que lleguemos le ense�ar�a a usarlos. El viaje
continu� sin novedad hasta que llegamos ya entrada la noche a la ciudad, las
luces se ve�an desde lejos. Par� a un lado del camino y hice que Lucrecia se
venga adelante con su madre y su hermana ya que estaba haciendo fr�o, y para que
escuche las explicaciones que les iba diciendo sobre la ciudad.


Llegamos al edificio donde estaba mi Departamento ante el
asombro de las tres mujeres que por primera vez ve�an edificios y tantos autos,
todo las asombraba, y me llenaban de preguntas sobre cada cosa que ve�an. Cuando
introduje la camioneta en �l parqueo interior y paramos en mi sitio particular
apenas pod�an salir de su asombro. Bajamos los bultos y nos dirigimos al
ascensor y cuando les expliqu� para que serv�a, no lo pod�an creer y ten�an
miedo de entrar. Despu�s de regarles y amenazarlas de que si se quedaban abajo
se las robar�an, logr� que entren y cuando el ascensor comenz� a moverse el
temor y el miedo se reflejaban en sus caras.


Maria y Lucrecia se aferraban a mis piernas, apret�ndose
contra mi con mucho miedo. Eulogia no dec�a nada, pero en su cara se notaba el
temor. Mi Departamento quedaba en el cuarto piso y cuando el ascensor par� y
abr� las puertas metalicas del mismo, casi salen disparadas las tres. Despu�s de
dejar el ascensor caminamos por el pasillo tenuemente iluminado, ninguna de las
tres hablaba, solo me segu�an. Abr� la puerta de ingreso al Departamento y las
hice pasar al Living comedor y cuando encend� la luz, las tres lanzaron un grito
de exclamaci�n al ver los muebles, las alfombras, los cuadros, los espejos y las
cortinas. Como mi Departamento es de dos Dormitorios las llev� a las tres a uno
de ellos y las hice dejar sus cosas a un costado de la �nica cama de dos plazas
que hab�a al medio del cuarto.


Despu�s les mostr� mi cuarto y Lucrecia y Maria no sal�an de
su asombro por todo lo nuevo que iban descubriendo, les mostr� el ba�o de mi
dormitorio y luego el ba�o de visitas, la cocina, el cuarto de lavander�a y por
ultimo la terraza, a la que salieron con temor, menos Maria que era la mas
valiente de todas. Les dije que como estabamos cansados encargar�a la comida y
que luego de un ba�o nos ir�amos a dormir porque al otro d�a ten�amos mucho que
hacer. Despu�s de la comer las hamburguesas y la gaseosa que trajo un mensajero,
que les encant� a todas, nos fuimos a la cocina y les ense�� a usar el
lavaplatos y las otras cosas de la cocina. Eulogia dec�a que jamas podr�a
aprender a manejar todas estas cosas modernas, le dije que le ense�ar�a ya que
mi meta era poder ir llevando todas estas cosas a la granja tras que tengamos un
motor de luz. Despu�s de lavar y acomodar todo, las llev� hasta el living y las
hice que se sienten en los sillones y yo me sent� al medio de las dos chicas en
el sofa. Prend� con el control remoto el televisor y las caras de asombro de las
tres al ver las primeras imagenes fueron incre�bles. Las dej� mirando televisi�n
y le dije a Eulogia que primero ba�ar�a a Maria, luego a Lucrecia y que luego le
ense�ar�a a ella a usar el ba�o, me respondi� que estaba bien y que me agradec�a
por todo y que las perdonara por ser tan ignorantes.


Me llev� casi a la fuerza a Maria hasta su ba�o y la desnud�,
luego prend� el calef�n y largue el agua de la ducha para que entibie. Cuando el
agua estuvo tibia la met� bajo la ducha y la ba�e concienzudamente hasta dejarla
bien limpia. Luego la envolv� en una toalla y la llev� hasta su cama donde le
puse una polera m�a y la acompa�� hasta su asiento en el living. Eulogia y
Lucrecia segu�an viendo las imagenes sin pesta�ear, nos miraron y luego
siguieron mirando la televisi�n. Tom� de la mano a Lucrecia y la llev� hasta el
ba�o, donde la desnud� y la met� a la ducha, despu�s de ba�arla igual que a su
hermana le chup� el co�ito y el culito hasta que la hice tener un orgasmo, luego
hice que me la chupe hasta que termin� en su boquita como siempre, luego la
llev� a su cama y la sequ� bien y le puse una polera m�a, luego la llev� al
living y la dej� viendo televisi�n. Maria se hab�a dormido y Eulogia estaba
cabeceando muerta de sue�o. Llev� en mis brazos a Maria hasta su cama mientras
Eulogia me segu�a.


La dejamos en su cama durmiendo y luego le dije a Eulogia que
me siga hasta el ba�o. Le expliqu� como funcionaba la ducha y para que serv�an
los frascos de shampoo y cremas, pero me miraba sin entender nada, as� que le
dije que la ba�ar�a como a sus hijas, ella se ri� nerviosa y me dijo que le daba
verg�enza, le dije que no la tenga y la ayud� a desnudarse, su cuerpo no era
gran cosa, ya que era muy flaca, pero su entrepierna era bien peluda, con un
vello negro y largo, sus tetas eran en forma de copa, de tama�o mediano y un
poco ca�das, con pezones bien grandes y de un color oscuro, la ayud� a meterse
bajo la ducha y empec� por lavarle el pelo que lo ten�a bien largo y era de
color negro y lacio, mientras se lo lavaba le iba explicando como usar el
shampoo y la crema, luego le enjabon� todo el cuerpo y despu�s la enjuagu� bien,
por �ltimo le lav� su co�o peludo y aprovech� para meter mis dedos dentro de su
vagina, ella a ratos re�a nerviosa y me dec�a que le daba mucha verg�enza, pero
se dejaba hacer todo conmigo. Por �ltimo le lav� el culo y termin� con sus
piernas, la enjuagu� y luego de ayudarla a secarse, la llev� alzada hasta mi
cuarto, mientras ella se mor�a de verg�enza y me dec�a que pod�a caminar, pero
en sus ojos ve�a que estaba gozando de lo que le hac�a, ya que no dejaba de
sonre�r, no pesaba casi nada ya que como era peque�a y flaca, no deb�a de pesar
mas que unos 45 kilos, la dej� parada sobre mi cama, con sus manos trataba de
medio cubrir sus tetas y su sexo, me di la vuelta y de mi ropero saqu� un
camis�n que era de mi mujer y le dije que se lo ponga.


Le qued� muy grande y este casi llegaba a arrastrar por el
piso. Para no apurar las cosas la acompa�� hasta el cuarto en donde estaba
durmiendo Maria y la dej� acostada, le dije que Lucrecia estaba mirando
televisi�n y que si ella quer�a Lucrecia pod�a dormir conmigo para que ella
pudiera dormir tranquila en esa cama solo con Maria, en su ingenuidad Eulogia me
dijo que si, que Lucrecia pod�a dormir conmigo pero que si me molestaba que se
la trajera a la hora que sea. Me desped� hasta ma�ana y me fui al living donde
estaba Lucrecia mirando televisi�n, al verme me pregunt� por su madre y le dije
que estaba durmiendo y que si ella quer�a nos pod�amos ir a la cama, ya que su
madre me hab�a dado permiso para que ella pueda dormir conmigo. Lucrecia se
alegr� mucho, pero me pidi� que le explique algunas cosas de los programas de la
televisi�n y me sent� a su lado y ella se peg� a mi y mientras yo le hablaba
ella no dejaba de mirar. Mas tarde cuando la vi cabecear, la llev� alzada hasta
mi cama y la acost� entre las sabanas. Me desnud� y entr� a mi ba�o, donde me
ba�� y luego de ponerme unos calzoncillos de tela me fui a la cama. Lucrecia ya
dorm�a, as� que me acost� a su lado y no tard� en quedarme dormido abrazando el
cuerpito de Lucrecia.


Por la ma�ana, la primera en levantarse fue Eulogia, quien al
no poder encender la cocina vino a despertarme para que le ense�e. Sal� con ella
a la cocina y me di cuenta que se hab�a vestido ya con su ropa habitual, el
vestido tubo negro, la camisa blanca y el saquito negro de lana. Le ense�� como
manejar la cocina, lo que hab�a en la heladera y la dej� preparando el desayuno.
Despert� a Maria y la llev� en mis brazos a mi dormitorio y entre los dos
despertamos a Lucrecia. Le saqu� la camiseta a Maria y la dej� desnuda, y entre
risas desnudamos a Lucrecia y luego entre las dos me sacaron el calzoncillo, nos
pusimos a jugar a las luchas en la cama los tres desnudos, yo me excit� al estar
acariciando los cuerpitos de las dos ni�as desnudas y mi pene se comenz� a
levantar.


Lucrecia que fue la que se dio cuenta primero, me la agarr�
con sus manitos y me comenz� a pajear, mientras yo me com�a a besos la
barriguita de Maria y le met�a mi mano en su entrepierna y le sobaba las
nalguitas, mientras tanto Lucrecia hab�a metido mi pene semi erecto en su
boquita y me lo comenz� a chupar. Maria estaba acostada de espaldas y re�a de
mis caricias en su barriguita, le abr� las piernitas y le comenc� a acariciar su
co�ito lampi�o, le separ� las paredes de su rajita y con mis dedos se lo comenc�
a sobar, hasta que la escuch� que comenz� a gemir bajito. Lucrecia me segu�a
chupando y pajeando la pija que se me hab�a parado totalmente, mientras yo
besaba ya el co�ito lampi�o y peque�o y hac�a que Maria tenga varios orgasmos en
mi boca.


Termin� en la boca de Lucrecia que se trag� todo mi semen,
dejando a Maria acerqu� a Lucrecia contra mi cuerpo y la bes� en la boca
sintiendo mi olor y mi semen en su peque�a boquita. Al rato me levant� y las
alc� en mis brazos y las llev� a mi ba�o y mientras ellas hac�an sus necesidades
llen� la tina de agua. Despu�s de limpiarlas como a ellas les gustaba las met� a
la tina y me met� con ellas, empezamos a jugar dentro del agua mientras las
ba�aba y me ba�aba. Eulogia entr� al ba�o y nos mir� desde la puerta asombrada y
sin hablar, al verla le dije que se saque la ropa y entre con nosotros, neg� con
su cabeza y me dijo que le daba verg�enza, sus hijas le rogaron que entre con
nosotros y por fin acept�. Se desnud� y entr� en la tina, le hicimos lugar y
mientras ella se sentaba, termin� de ba�ar a las chicas y me termin� de ba�ar yo
mismo, luego me acerqu� a Eulogia y la enjabon� con la ayuda de las chicas que
entre risas me ayudaron a ba�ar a su madre. Salimos nos secamos y luego en mi
dormitorio nos vestimos y mas tarde desayunamos. Me desped� de las tres
dici�ndoles que ten�a que hacer unas compras y que a mi vuelta las llevar�a a
almorzar.


Compr� ropa para las tres y regres� a la casa, Eulogia estaba
lavando en el cuarto de la lavander�a mientras las chicas en el living miraban
televisi�n. Las llam� a mi dormitorio y les di a cada una lo que hab�a comprado,
mientras les dec�a que con las ropas que tra�an en la ciudad no pod�an salir
porque la gente aca no vest�an as�, las ayud� a cambiarse, primero a las dos
chicas, les puse los pantalones vaqueros y unas camisas de franela, medias de
algod�n gruesas, un par de tenis blancos y una chamarra acolchada para cada una.


Cuando termin� las chicas corrieron a mirarse en el espejo,
mientras tom� de la mano a Eulogia y la hice pararse al lado de mi cama. Me
miraba con sus grandes ojos negros llenos de asombro mientras la desnudaba, me
dejaba hacer sin decirme nada. Cuando la tuve desnuda le puse un calz�n de
algod�n que le qued� un poco grande, un pantal�n de buzo holgado de tela t�rmica
color negro y luego una polera blanca de algod�n gruesa y de manga larga y por
�ltimo una chamarra haciendo juego con el pantal�n, la sent� en mi cama y le
puse una media de algod�n y unos tenis color negros, la llev� frente al espejo
de mi ropero entre las risas de sus hijas y el asombro de ella por verse por
primera vez con esas ropas.


Comimos en un Restaurante de comidas chino y les ense�� a
usar los cubiertos y les gust� mucho la comida, luego las llev� a pasear por un
parque y un zool�gico, todo era novedad para las tres que se divert�an y
asombraban con todo, otra cosa que les gust� fueron las helados y las barras de
chocolates. Casi al atardecer las llev� a un Supermercado a hacer compras. Como
todo el d�a Eulogia no se soltaba de mi brazo y me di cuenta que ten�a miedo de
todo.


Las chicas empujaban cada una un carrito mientras yo compraba
y le explicaba a Eulogia lo que iba comprando. Cuando termin� los dos carritos
estaban llenos y Eulogia ayudaba a Lucrecia mientras yo ayudaba a Maria.
Volvimos al Departamento en Taxi. Acomodar los v�veres en las alacenas de la
cocina fue otro juego para ellas, cuando terminamos nos sentamos a mirar
televisi�n mientras Eulogia nos preparaba algo de comer. Despu�s de la cena me
llev� a Maria al ba�o de mi Dormitorio y despu�s de desnudarla la met� a la
ducha y le di un ba�o mientras Lucrecia tra�a la ropa de dormir para las dos.
Cuando termin� de duchar a Maria, la llev� en mis brazos hasta mi cama y la dej�
para que su madre le ponga la ropa de dormir, Cuando volv� al ba�o ya Lucrecia
se hab�a desnudado y me esperaba dentro de la ducha, la ba�� y la masturb� y le
bes� su co�ito lampi�o, hasta que la hice terminar. Luego la llev� hasta su cama
ya que esa noche le tocaba dormir con su madre. Le puse su camiseta de dormir y
la arrop� dentro de las colchas.


En eso entr� Eulogia y me dice que Maria estaba acostada en
mi cama esper�ndome, pero que ahora le tocaba ba�arse a ella, le pregunt� si
quer�a que yo la ba�e y bajando la cabeza de verg�enza, me dice que si. La
acompa�� al ba�o y esper� que se desnude, luego la ayud� a entrar a la ducha y
le ayud� a lavarse el pelo, mientras le explicaba como usar los shampoo y las
cremas. Enjabon� su cuerpo, sus piernas y brazos y por �ltimo me dediqu� a su
sexo peludo. Despu�s de lavar sus labios vaginales, penetr� con mis dedos su
vagina hasta que la sent� mojada por dentro, luego le lav� el culo, mientras
ella se agachaba hacia adelante y brotaba su culo para atras, abriendo un poco
sus piernas, por �ltimo le met� dos dedos en su culo y en su vagina y la
masturb� hasta que la hice gemir de gusto, ten�a el culo y la vagina estrecha y
sus labios eran chicos, as� que pronto sent� como le ven�a su primer orgasmo,
frunci� la cara y se le aflojaron sus piernas hasta que se sent� en el borde de
la ba�era jadeando. La tap� con una toalla y la alc� en mis brazos pese a sus
protestas y la llev� hasta su cama. Les di un beso a ella y a Lucrecia y me fui
a mi cama en donde me esperaba Maria.


Despu�s de cerrar la puerta con seguro me acost� al lado de
la peque�a Maria, despu�s de desnudarme. Maria me miraba con sus ojitos bien
abiertos. Apagu� la luz del centro del cuarto y solo dej� encendida las de las
mesas de noche. Destap� a Maria y le pregunt� si le gustaba estar conmigo y en
mi cama y me dijo que le gustaba mucho. Como estaba acostada de espaldas comenc�
a besarla en las mejillas el cuello y luego fui bajando a su pechito, le saqu�
la camiseta y la dej� desnuda. Continu� besando sus pechitos y su barriguita
hasta llegar a su inverbe co�ito. Maria con sus seis a�itos, su peque�o tama�o y
la fragilidad de su cuerpito parec�a una ni�a de cuatro a�os, lo que hac�a que
la situaci�n me causara mas morbo. Le abr� las piernitas y me recost� entre
ellas casi de costado para poder masturbarme c�modo, mientras le chupaba la
vaginita. Maria comenz� a gemir y abr�a mas las piernitas al sentir mi lengua en
su co�ito.


Ol�a a limpio y ten�a un sabor muy especial, la suavidad de
su piel enervaba mis sentidos, pronto se humedeci� y con mis chupadas se comenz�
a inflamar su rajita. Yo comenc� a masturbarme cadenciosamente, mientras sorb�a
sus jugos y me deleitaba chupando su rajita hasta que solt� mi semen sobre las
sabanas en una corrida monumental mientras Maria casi queda desmayada de los
varios orgasmos que le saqu� pese a su corta edad. Cuando se durmi� me levant� a
tomar agua a la cocina y me encontr� a Eulogia levantada y sentada en el peque�o
living. Me sent� a su lado y la atraje contra mi cuerpo, le pregunt� que le
pasaba y me dijo que no pod�a pensar, que todo era nuevo, y que no sab�a como
actuar ante las cosas que estaba conociendo y las cosas que yo les estaba
ense�ando. La tranquilic� con palabras cari�osas, dici�ndole que yo solo quer�a
lo mejor para ella y toda su familia. Me dijo que ten�a miedo de que yo me enoje
� me canse de ellas y las eche a la calle. Le dije que eso no suceder�a nunca.


Entonces me dijo algo que me dej� asombrado. Que su marido le
hab�a dicho que se deje coger conmigo para que pueda tener un hijo conmigo y de
esa forma asegurar el futuro de toda la familia, � en todo caso que me entregue
a Lucrecia que era la que estaba mas pegada a mi, y que si ella era mi mujer yo
no los votar�a nunca de la Finca. Le dije que la Finca ser�a de las tres mujeres
y que yo a las tres las consideraba mis mujeres y que quer�a tenerlas a mi lado
para siempre. Eulogia se puso a llorar y me dijo que era una pobre campesina
ignorante y que todo el tiempo no sab�a como actuar para agradarme. La atrage
contra mi cuerpo y la bes� en la frente y en las mejillas, mientras la sentaba
en mis piernas.


Me pregunt� despu�s si ya me hab�a cogido a sus hijas, le
dije que todav�a que esperar�a que crezcan un poco, pero que mientras tanto les
ense�ar�a todo para que cuando sean grande sean buenas amantes. Le pregunt� a
que edad ella hab�a cogido por primera vez y me cont� que fue un t�o hermano de
su madre el que se la hab�a cogido cuando ten�a ocho a�os y que despu�s un
hermano mayor que ten�a se la estuvo cogiendo hasta que se junt� con Anselmo,
embarazada de Lucrecia que era hija de ese su hermano mayor, y que desde que
estaba con Anselmo no hab�a estado con otro hombre. Estuvimos un rato mas
charlando mientras le abr�a las piernas y le sub�a el camis�n dejando a mi vista
su co�o bien peludo. Eulogia no dec�a nada solo me dejaba hacer. Le met� dos
dedos a su vagina y la masturb� hasta que entre jadeos la hice tener un orgasmo.
Cuando estaba terminando la acost� en el sofa y le chup� su co�o hasta que me
larg� sus jugos en mi cara. Qued� como muerta tendida de espaldas y despatarrada
en el sofa hasta que la tom� en mis brazos y la llev� hasta su cama. Lucrecia
dorm�a tranquila, mientras depositaba a su madre a su lado. Limpi� su co�o con
una toalla y luego la dej� bien arropada y me fui a dormir.




Capitulo cinco


Al d�a siguiente salimos a hacer compras y las llev� a
conocer otras atracciones de la ciudad, luego de dejar las compras en el
Departamento salimos y las llev� al Cine y despu�s a cenar a un Restaurante. Mas
tarde en la casa el rito del ba�o y la Paja a las tres que ya se estaban
acostumbrando y tom�ndole el gusto a mis juegos. Esa noche Eulogia me dijo que
quer�a dormir conmigo que a ella le tocaba esa noche y sus hijas estuvieron de
acuerdo. Miramos Televisi�n hasta casi las once de la noche y luego acostamos a
las chicas. Maria ya estaba durmiendo cuando la llev� hasta su cama y Lucrecia
se durmi� al rato, al lado de su hermana, con la promesa de su madre que la
siguiente noche ella dormir�a conmigo. Eulogia entr� a mi ba�o mientras yo me
desnudaba y sin cerrar la puerta se desnud� y se puso el camis�n que le hab�a
dado y despu�s de orinar se meti� en mi cama. La atraje contra mi cuerpo y la
bes� en la boca, no sab�a besar as� que le ense��, y mientras nos besabamos le
comenc� a acariciar todo el cuerpo mientras le sacaba de a poco el camis�n por
sobre su cabeza y la dej� desnuda a mi lado. Esa noche le ense�� a que me chupe
la pija y me la cog� varias veces por su estrecha y peluda vagina, ense�andole
varia poses que jamas hab�a hecho, ya que su marido solo se la cog�a de la forma
tradicional.


Nos dormimos cerca de las dos de la ma�ana y despertamos en
la madrugada. Bes� su cuerpo oloroso a sexo y pronto la tuve bien caliente entre
mis brazos. La coloqu� en cuatro patas y comenc� a dilatarle el culo con mis
dedos y con un poco de Vaselina hasta que cuando la vi dilatada le met� mi pija
por su culo y me la cog� con fuerza haci�ndola pujar y gemir hasta que le llen�
su culo de semen. Nos volvimos a dormir hasta que las chicas nos despertaron
cerca de las nueve de la ma�ana.


Seguimos con las compras y conociendo la ciudad durante todo
el d�a. Eulogia andaba un poco despatarrada porque le dol�a un poco el culo, que
le acababa de desvirgar. Por la noche despu�s de la rutina de la cena, el ba�o y
la Televisi�n, Maria y su madre se fueron a dormir y yo me llev� a Lucrecia a mi
Dormitorio, donde la desnud� y la arrop� entre mis sabanas.


Me ba�� y cuando volv� me estaba esperando despierta, jugando
con una mu�eca que le hab�a regalado ese d�a. Me met� desnudo a su lado mientras
Lucrecia dejaba a un lado la mu�eca y me abrazaba con sus dos bracitos pegandose
a mi cuerpo. Nos besamos como ya le hab�a ense�ado y lego me chup� la pija hasta
que la tuve bien erecta, mientras yo le chupaba la vaginita y el culito, con su
cuerpito acostado al rev�s del m�o. Mas tarde la coloqu� de espaldas en la cama
y le sub� sus piernitas abiertas, hasta la altura de su pechito, hincado entre
sus piernitas le chup� su vaginita y su culito hasta que le arranqu� su primer
orgasmo. La segu� chupando un rato mas y luego le dilat� el culito con mis dedos
suavemente y le coloqu� bastante Vaselina. Cuando sent� que su culito estaba
bien dilatado, le comenc� a meter mi pija en su culito que se abr�a a lo maximo,
mientras mi pija entraba de a poco. Lucrecia pujaba y gem�a mientras yo le met�a
mi pija en su culito virgen hasta ese momento.


Me la cog� suavemente por un rato hasta que la ni�a se
acostumbr� al grosor de mi pija en su culito. Despu�s la coloqu� en cuatro patas
y se la volv� a enterrar en su abierto culito y me la cog� otro rato hasta que
sent� que me vino un orgasmo intenso y largo, derramando todo mi semen dentro de
su estrecho y maravilloso culito. Lucrecia solo pujaba y gem�a mientras la
enculaba y cuando termin� dentro de su culito ca�mos en la cama, yo encima de su
peque�o cuerpito con mi pija todav�a enterrada en su culito. Se la saqu�
despacio y le di la vuelta y la estrech� entre mis brazos, hasta que se calm�.
Mi pija estaba dolorida y muy sensible a causa del esfuerzo y la estreches del
culito de Lucrecia. Me dijo que le hab�a dolido mucho y que ten�a ganas de
cagar, as� que la llev� hasta mi ba�o y al sentarla en el inodoro se vaci�.
Grit� de dolor cuando le comenz� a salir la mierda mezclada con mi semen y la
abras� mientras terminaba de cagar. Mas tarde en mi cama la limpi� bien y al
revisarla vi que le hab�a da�ado un poco su peque�o esf�nter, as� que le puse
una crema cicatrizante y al rato se durmi� abrazada a mi cuerpo.


Por la ma�ana hicimos las �ltimas compras y por la tarde las
llev� al Cine, a un Circo y luego a comer a un Restaurante, por la noche les
dije que este era nuestro �ltimo d�a en la ciudad y que al d�a siguiente
tendr�amos que regresar, a coro las chicas y su madre me pidieron que nos
quedemos un d�a mas.


Lucrecia hab�a estado dolorida del culito todo el d�a pero no
dijo nada a su madre ni a su hermana, cuando pod�a le colocaba la crema para que
sane mas rapido y esa noche las dos chicas quer�an dormir conmigo ya que yo
acept� quedarnos un d�a mas. Eulogia acept� que las dos durmieran conmigo con la
condici�n que la �ltima noche ella ser�a la que dormir�a conmigo. Despu�s del
ba�o y la televisi�n, acost� a las chicas en mi cama, mientras Eulogia se fue a
acostar a su Dormitorio. Lucrecia y Maria se desnudaron sin que les diga nada y
me acost� desnudo al medio de las dos. Nos besamos y nos acariciamos un rato,
hasta que Lucrecia se dio la vuelta y empez� a mamarme la pija. Yo sent� sobre
mi pecho a Maria y le comenc� a chupar su peque�isimo co�ito mientras ella re�a
y gem�a. Lucrecia ya hab�a conseguido levantar mi pija con sus manitos y
boquita, Mientras Maria segu�a gozando de la chupada que le daba con mis labios
y mi lengua. Maria cay� a mi lado agotada de tanto gozar con mi lengua, sub�
sobre mi cuerpo el cuerpito de Lucrecia que en ning�n momento dej� de chupar mi
pija y le comenc� a chupar su co�ito lampi�o hasta que la sent� que soltaba mi
pija para poder gemir y gozar con su primer orgasmo. Mi lengua penetraba en su
peque�a vagina haciendo que Lucrecia lanzara grititos de gozo a cada momento y
la sent� terminar una vez mas. Me chup� con mas fuerza y cuando ella llegaba a
su tercer orgasmo me derram� dentro de su boquita y ella se trag� todo mi semen
sin dejar de chupar mi pija.


Mas tarde cuando las dos ni�as se durmieron, me levant� y me
fui al Dormitorio donde dorm�a Eulogia, encend� la luz de la mesa de noche y la
destap�, luego le saqu� le camis�n y comenc� a besar su cuerpo hasta que ella
despert�. Me pidi� que le chupe su co�o peludo, me acost� del lado contrario y
la sub� sobre mi cuerpo, apart� con mis manos los labios mayores de su co�o y
hund� mi lengua en su vagina, mientras sent�a como Eulogia me comenzaba a pajear
y a chupar mi pija. Le chup� su min�sculo cl�toris y su vagina hasta que sent�
que se llenaba de sus l�quidos. La acomod� en cuatro patas y por atras la
penetr� por su mojado co�o y la comenc� a coger con fuerza hasta que la sent�
terminar en un orgasmo largo, lleno de grititos y palabras ininteligibles.


Cuando cay� derrumbada sobre la cama le di la vuelta y me
sub� sus piernas sobre mis hombros y le volv�a penetrar, mi pija por su mojado
co�o y me la cog� con fuerza hasta que la sent� estallar en un nuevo orgasmo. Me
saqu� de los hombros sus piernas y la dej� descansar un rato toda despatarrada
sobre la cama. Cuando volvi� a abrir los ojos comenc� a chupar sus senos, su
barriga y su co�o totalmente inundado por sus secreciones, hasta que la sent�
excitada de nuevo. Coloqu� de nuevo sus piernas sobre mis hombros, pero esta vez
los llev� hacia adelante y apoy� sus rodillas contra sus tetas y de esa forma su
culo negro qued� a mi vista, mientras la agarraba por los tobillos, soltando una
mano dirig� mi pija totalmente erecta contra su culo y se la comenc� a meter,
despacio pero firme, su esf�nter se abri� dejando pasar la cabeza inflamada de
mi pija, poco a poco le fui enterrando el tronco dentro de su blando y estrecho
culo, hasta que se la met� toda mientras ella pujaba y gem�a sin parar.


Comenc� un mete y saca cada vez mas rapido dentro de su culo
hasta que sent� que mi semen estaba por salir, por lo que solt� una de sus
piernas y comenc� a sobar su peque�o cl�toris y cuando explote en su culo sent�
las contracciones de su esf�nter en el tronco de mi pija se�al de que ella
tambi�n acababa en otro orgasmo gritando y gimiendo. Si sacar mi pene de su culo
ca� a un costado arrastrando su cuerpo con el m�o y quedamos sin movernos por un
buen rato mientras nos recuperabamos. Mas tarde Eulogia me dijo que su marido
jamas la hab�a hecho terminar y que le gustaba mucho como su cuerpo se
estremec�a cada vez que terminaba y que su culo y toda ella ser�an para mi, para
siempre y que ella estaba de acuerdo para que yo pudiera hacer con ella lo que
quisiera. La dej� desnuda, despatarrada y llena de semen, cuando me fui a dormir
con las ni�as que por suerte no hab�an despertado. Me dorm� a las cuatro de la
ma�ana y fue dif�cil para las chicas despertarme al medio d�a.


Ninguna se hab�a cambiado y como las chicas estaban con sus
camisetitas, estas se les sub�an hasta las barriguitas dejando a mi vista sus
peque�os co�itos cada vez que se mov�an a mi alrededor. Eulogia segu�a con el
camis�n que perteneci� a mi mujer, me trajo una taza de caf� mientras yo jugaba
a las cosquillas con las dos chicas. Se quedaron quietas mientras tomaba unos
sorbos de caf� y luego seguimos jugando mientras Eulogia se sentaba al borde de
la cama vi�ndonos. Por el juego la sabana que me cubr�a se bajo y como estaba
desnudo mi verga qued� a la vista, yo estaba medio recostado mordiendo la
barriguita de Maria mientras Lucrecia me ten�a del cuello, montada sobre mi
pecho con su h�medo co�ito casi en mi tetilla izquierda. Yo no me hab�a dado
cuenta que qued� destapado hasta que sent� que Eulogia hab�a tomado mi pija semi
erecta con su mano y me estaba pajeando suavemente.


Me qued� quieto al sentirla y Lucrecia y Maria se dieron
vuelta a mirarla y las dos sonrieron y le dijeron a su madre que mi pija tambi�n
era de ellas y Lucrecia se di� la vuelta mientras le dec�a a su madre que ya
sab�a chuparmela, con una mano Eulogia me segu�a pajeando mientras Lucrecia me
coloc� sus manitas en mi muslo y mi barriga y agachandose se meti� a la boquita
la cabeza de mi pija. Al sentir como Lucrecia me chupaba la pija, me excit� a�n
mas y le saqu� la camisetita a Maria y les dije a las otras dos que se desnuden
igual que nosotros. Las dos me hicieron caso y se desnudaron. Eulogia se subi� a
la cama y se acost� encima de mi cuerpo y me bes� en la boca, mientras las dos
ni�as me chupaban y me pajeaban la pija con sus boquitas y sus manitas. Con mis
manos masajeaba las nalgas de la madre y le met�a un dedo en su culo. Cuando mi
pene se puso totalmente erecto, me desprend� de las dos ni�as y colocando a
Eulogia de espaldas en medio de la cama, me coloqu� entre sus piernas y se la
met� de un solo golpe en su vagina haci�ndola gritar de placer, las chicas se
abalanzaron sobre nosotros y mientras Lucrecia me besaba en la boca y recib�a
mis caricias en todo su cuerpito, Maria se apoder� de las tetas de su madre y
comenz� a chuparselas.


Despu�s de coger con Eulogia hasta hacerla tener un orgasmo,
y de preparar a Lucrecia con mis dedos en su culo, mientras Eulogia quedaba
despatarrada al medio de la cama, coloqu� a Lucrecia en cuatro patas y
colocandome detras de ella le chup� un rato su culito y luego la penetr�,
mientras ella pegaba peque�os grititos de dolor y de gozo. Maria de hinc� a un
costado y miraba como la enculaba a la hermana mayor, mientras con una mano yo
le acariciaba su co�ito peque�o. Maria estaba con los ojos dilatados de deseo y
de excitaci�n mientras yo hab�a logrado meterle la punta de un dedo en su
peque�a vaginita. Eulogia se puso de barriga y se coloc� en cuatro patas a
nuestro lado y me ofreci� su culo negro, moj� un dedo con mi saliva y se lo
enterr� en su mojado culo y lo comenc� a mover hasta que comenz� a gemir de
gozo, cuando sent� que Lucrecia tuvo su orgasmo, se lo saqu� despacito y me
coloqu� atras de su madre y le enterr� de un solo golpe todo mi erecta y
adolorida pija en su dilatado y blando culo. Eulogia chill� de placer al
sentirla toda en su culo y se movi� ayudandome en el mete y saca hasta que me
hizo terminar dentro de su culo. Ca� en medio de la cama mientras las tres me
abrazaban y me besaban por todos lados.


El cuarto ol�a a sexo y sudor de los cuatro cuerpos que eran
uno solo en esa cama. Hicimos el amor toda la ma�ana y la tarde hasta que mi
pene qued� sangrando de tanto hacerle el amor a Eulogia y a Lucrecia. Maria
tambi�n recibi� lo suyo ya que aparte de chupar su co�ito inverbe, logr� meter
la punta de mi pija en su peque�o culito, con la ayuda de Lucrecia y de su
madre. Nos ba�amos juntos cuando ya anochec�a y despu�s salimos a comer y a
pasear por el centro. Regresamos antes de las diez de la noche y sin decir nada
nos desnudamos y nos metimos los cuatro en mi cama y no estuvimos acariciando y
jugando un rato hasta que se me par� de nuevo la pija y esta vez despu�s de
coger con Eulogia, trat� de desvirgar a Lucrecia con la ayuda de Eulogia y
Maria, pero solo le pude meter la punta de mi pene y se lo tuve que sacar ya que
le dol�a mucho y termine por cojerla por el culito que ya me aceptaba mi pija
dura solo mojada con un poco de saliva.


Entre Lucrecia y yo hicimos tener varios orgasmos a Maria con
nuestras bocas y lenguas en su co�ito. Fue una noche a puro sexo con las tres,
hasta que qued� totalmente agotado y no supe a que hora me dorm�. Despert� en la
ma�ana cuando Lucrecia me chupaba mi adolorida pija, mientras Maria segu�a
durmiendo abrazada a mi cadera. Eulogia ya no estaba en el cuarto, as� que
Lucrecia sigui� chupandome hasta que estuve bien despierto y mi pija estuvo bien
parada. La acost� en medio de la cama y me sub� sus piecitos a los hombros y se
la met� por el culito al que previamente hab�a dilatado con mis dedos. Lucrecia
con sus siete a�itos ya era toda una culeadora, y comenz� a gozar cuando su
culito se acostumbr� al grosor de mi pija, y se comenz� a mover al ritmo del
mete y saca que empec� con mi cadera.


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Relato: Mi familia campesina
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