Dedicado a Arturo G.
Resulta que un d�a Elena, la mujer de Jos� (nuestro amigo de
"") buscando algo que se le hab�a perdido, di� "vuelta la casa" y se
top� con el vibrador que su marido guardaba celosamente.
El hallazgo la hizo olvidar de lo que estaba buscando.
�Qu� hac�a ese aparato en su casa? Evidentemente, al no ser
de ella, era de su marido.
�En que andar�a metido? �Tendr�a otra mujer? �Ser�a
homosexual encubierto? Miles de dudas que la sum�an en la desesperaci�n
acudieron a su mente.
�Tranquila Elena �se dijo� esto tiene que tener una
explicaci�n y cualquiera sea me la tiene que dar Jos�.
Un poco m�s calma volvi� a su b�squeda mientras esperaba la
vuelta de su marido.
Ni bien lleg�, cas� no le dej� quitarse el saco, le dijo:
��Qu� es esto? � mostr�ndole el aparatito hallado.
El tono de piel de Jos� subi� a un rojo intens�. Quiso
articular una explicaci�n y s�lo se escuch� decir:
�Un� vibrador.
�Eso ya lo s� pero, �qu� significa? �Ten�s otra mujer con la
que lo usas?
��No!
��Te volviste maric�n?
���No!!
��Lo encontr�ste en el ascensor?
����No!!! la� la�. pr�stata �balbuce�.
Poco a poco, recobrando la calma, le fu� brotando la historia
que ya conocemos*. Muerto de verguenza pero fielmente, cont�, paso a paso, todo
a su mujer.
Elena, que lo conoc�a profundamente luego de 30 a�os de
casados, sab�a que esa historia aunque con visos de incre�ble, era la verdad.
��Pobre viejo! �Por que no me lo dijiste antes, as� te
ayudaba?
�No me anim�. Me daba mucha verguenza.
Fel�z por conocer la verdadera versi�n, Elena comenz� a
bromear para sacarlo de tan embarazoso estado.
��Que me cont�s? Despu�s de tantos a�os de machito venir a
perder el invicto con un pedazo de caucho con pilas.
�No te r�as que no tiene nada de gracioso.
�Ya se viejo, deb�ste haber sufrido mucho, �verdad?. Pero no
te preocupes, desde ahora yo te voy a ayudar.
�El tratamiento ya termin�. Pero igual sigo, preventivamente
�aclar�.
Toda esta situaci�n despertaba un poco el morbo de Elena que
estaba ansiosa por participar en una sesi�n de masajes de su marido.
Insisti� hasta convencerlo de que ese era un buen momento
para hacerlo.
Jos�, ya desnudo, le di� ciertas indicaciones de como ten�a
que hacer y Elena, con mucha predisposici�n, enseguida capt�.
Cuando vi� que su marido comenzaba a tener una erecci�n
exclam� con cierta excitaci�n
��Epa! Este aparatito es m�gico, te la para m�s r�pido que
yo.
Agarr� la pija de Jos� y se la empez� a masajear
acompasadamente con el vibrador.
La cara de placer de Jos� la excito en extremo y a la acci�n
de la mano, agreg� la de la boca, comenzando a chuparsela acompasadamente.
Elena, que era como la mayor�a de las mujeres de su edad,
ten�a 54 a�os, bastante reprimida, sinti� que iba, poco a poco, perdiendo las
inhibiciones. Despu�s de todo la in�dita situaci�n le provocaba con intensidad
todos los sentidos.
Detuvo el vibrador y se desnud�. Era realmente una mujer
apetecible con un buen par de tetas firmes y un culo redondo y amplio. Eso ya lo
sab�a muy bien Jos�, que la hab�a disfrutado, aunque no en la medida y forma que
a �l le hubiese gustado, durante todos los a�os de su matrimonio.
Elena se acost� en la cama y le indic� a Jos� que se pusiera
arriba para hacer un 69. No era la forma habitual en que lo practicaban, ella
siempre iba arriba, pero el aparatito que Jos� ten�a en el culo se manipulaba
mejor en esa posici�n.
Estaba tremendamente caliente y tuvo un orgasmo enseguida que
�l empez� a recorrer los labios de su vagina y dirigi� su lengua sabiamente al
cl�toris. Era un experto, la hab�a convertido en una adicta al sexo oral, a
pesar de que en un principio se resisti� bastante.
Estaba por su tercer orgasmo cuando, desesperada de
calentura, mam� con m�s fuerza la pija de su marido, provocandol�, conjuntamente
con el vibrador, una intensa acabada.
Jos� nunca le acababa en la boca pero dada la posici�n y con
la pija muy metida en ella, no tuvo tiempo de sacarsela antes de recibir la
descarga.
A Elena no le desagrad� la sensaci�n que le produjo tener
todo en semen en la boca ni el echo de tener que haberse tragado parte de �l.
Pens�, �porque nunca lo hab�a hecho antes?, arrepintiendos� de tanta leche que
desperdici�.
Ese pensamiento la inquiet�. Ella era una se�ora y estaba
pensando como una puta. Y bueno a su edad que ten�a de malo, se pod�a permitir
ser algo puta, pens� tranquilizandos�.
Un poco turbados por la situaci�n se miraron fijamente y
juntos estallaron en una carcajada.
��No te parece que estamos un poco viejos, para estas
locuras? �inquiri� Elena.
�Yo no invent� los trastornos de la pr�stata.
Con una curiosidad morbosa, Elena hizo que su marido le
contara detalladamente su "inicio anal" y �l, en un ataque de sinceridad, le
confes� que si bien al principio lo asustaba un poco ahora realmente disfrutaba
del jueguito.
��Como vas a disfrutar con eso metido en el culo?
��Vos viste, y sentiste, como se me puso la pija?
�Si.
��Y viste que manera de acabar? Que carajo me importa meterme
un consolador en el culo, el resultado justifica el esfuerzo. Si eso me
convierte en un degenerado, bienvenida la degeneraci�n. Vos tambi�n tendr�as que
probarlo.
���Est�s loco!! En mi culito no entra nada.
��Dale! acordate cuando te pon�as los supositorios, te
gustaban bastante.
El clima de excitaci�n, la charla intencionada y esa
sensaci�n de que estaba tirando totalmente la chancleta** hicieron que Elena
accediera a que Jos� le metiera un dedo en el culo.
Jos�, adem�s de caliente, estaba euf�rico. Durante a�os hab�a
intentado hacerle el culo a su mujer y ante la constante negativa de ella se
hab�a resignado a no conseguirlo.
Ahora, fortuitamente gracias a la pr�stata, estaba dando el
primer paso.
Puesta en posici�n, con el dedo fu� suavemente lubricando el
orificio de Elena que, siguiendo las indicaciones de dilatar y contraer los
m�sculos, logr� sentir el me�ique de su marido dentro de ella.
Reemplaz� el me�ique por el indice que fue tambi�n recibido
en pleno por ese ojete ya ansioso y deseoso de m�s. Agreg� el dedo medio y Elena
lo disfrutaba como nunca se lo hubiera imaginado.
Luego de un rato de jugueteo el ano estaba bien dilatado y
los dedos de Jos� entraban y sal�an a su antojo.
����Hmmm!!! Que gruesos, �me est�s metiendo tres dedos?
�pregunt� Elena.
�No, te estoy metiendo la pija. �contest� Jos� que
aprovechando el estado de extasis de Elena hab�a suplantado los dedos por su
verga y ya ten�a la mitad de ella adentro.
��Sal�! �exclam� Elena. Al percibir que Jos�, asustado por su
exclamaci�n, comenzaba a retirar la poronga se apur� ��No! �No! no la saques,
dejala adentro, pero con cuidado. �e hizo todo lo necesario para que lo que
faltaba por entrar, rapidamente entrara.
Con toda la pija adentro, Jos� estaba plet�rico y comenz� a
disfrutar de su logro, deseado tantos a�os.
Bombe� suavemente en un principio y a medida que las
necesidades org�smicas de Elena se lo ped�an, fu� activando el ritmo hasta
acabar freneticamente derramando toda su leche en el ojete de su mujer que
disfrutaba como loca los embates que ese trozo duro de carne que regaba su
interior con un l�quido caliente.
Euf�rica, despu�s de haber recibido tal descarga en sus
entra�as se lament� de no haber experimentado, como Jos� siempre quer�a, mucho
antes el sexo por el culo.
�No te preocupes, querida. Todav�a tenemos cuerda para un
rato.
Y se tiraron a descansar por el desgaste realizado.
Fel�z, Elena agradeci� el hecho de que la pr�stata de su
marido haya sido la causante indirecta de haber descubierto todo un nuevo
panorama que hab�a convulsionado la rutina en la que se fueron convirtiendo las
relaciones sexuales ultimamente.
Sent�a que despu�s de esa cogida ten�a cuerda para un largo,
larguisimo rato.
PD. Escucho cr�ticas y elogios, escribanme. Gracias.
* Ver "" anteriormente publicado.
** En Argentina, tirar la chancleta significa perder el
control.