Relato: TRIO CON EL JEFE DE MI MARIDO



Relato: TRIO CON EL JEFE DE MI MARIDO

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Me llamo Laura, tengo 25 a�os y desde hace 2 estoy casada con mi marido Luis que es cuatro a�os mayor que yo tiene pelo casta�o canoso, ojos oscuros y un cuerpo que ha pesar de haber perdido parte de su encanto y tener algo de barriguita, para mi sigue siendo atractivo.

Podr�amos decir que somos una pareja acomodada y bien avenida sin muchos problemas, con una vida sin sobresaltos (ni siquiera en lo referente al sexo, que llega a ser mon�tono con un cumplido mete saca semanal y poco m�s). Yo siento que podr�a mejorarse �desde luego!, y por mi mente m�s de una vez han vagado fantas�as morbosas con desconocidos, llegando incluso a masturbarme a escondidas. A veces me he planteado si eso es lo que mucha gente le da por llamar �la crisis de los cuarenta� y que reconozco no entiendo del todo su significado, pero si os confesar� que me quedo con bastantes ganas en la cama.

Es posible que a Lu�s le pase lo mismo, ya que de un tiempo a esta parte le cuesta entrar en acci�n, ya no somos los que �ramos esperando cualquier oportunidad para insinu�ndonos y provoc�ndonos hasta que acab�bamos follando en lugares inveros�miles. Incluso hemos recurrido a ver juntos pel�culas porno que aunque a mi no me gustan demasiado, es una buena forma de ponerlo a tono mientras se la estoy chupando.

Nos casamos muy j�venes, no por causas de embarazo ni nada por el estilo simplemente nos am�bamos �Jam�s le he sido infiel!, de hecho no he conocido a otro hombre sexualmente a pesar de haber tenido varias ocasiones para ello. He de decir que llevo mis 42 primaveras muy bien puestas, me encanta arreglarme sac�ndole el m�ximo partido a mi larga y ondulada cabellera oscura, a los grandes ojos azules que tengo, as� como a mi maduro pero sensual cuerpo de grandes pechos y caderas torneadas. No es que se me tiren encima como lobos, pero si reconozco que me lo han propuesto, sin haber dado nunca el paso y desde luego sin coment�rselo nunca a �l �lo quiero demasiado, como para que sufra!.


Ese d�a era nuestro 20 aniversario, no es que tuvi�ramos en mente hacer nada extraordinario. Pero el cari�o y afecto que nos profes�bamos, adem�s de los buenos modales que siempre hab�an primado en nuestra relaci�n, nos llevaban a compartir algo un poco diferente. Esa noche hab�amos reservado mesa en un lujoso restaurante, cenar�amos all� y con suerte buscar�amos habitaci�n en un buen hotel para no dormir en toda la noche.

A las 9:00 ya hab�amos dejado a los peques al cuidado de la asistenta, para dirigirnos a nuestro destino, mientras disfrut�bamos de una estupenda velada se acerc� un se�or a saludar a mi esposo. Seg�n me present� era su jefe Marcos, ten�a una cita importante all� con unos clientes, pero al parecer a �ltima hora lo hab�a suspendido y acababan de llamarlo por tel�fono.

Luis amablemente le invit� a compartir con nosotros la mesa. A mi la verdad que no me desagradaba ya que la conversaci�n entre nosotros era aburrida, rutinaria� nos conoc�amos tanto que pod�a adivinar sin mucho problema cual ser�a su siguiente frase. Adem�s de que su jefe ten�a un aspecto impecable, posiblemente algo mayor que Luis pero tremendamente atractivo, bien cuidado y con gusto exquisito en la ropa, se ve�a a lenguas que era un hombre de mundo.

La charla entre nosotros comenz� a animarse, mientras que su jefe de vez en cuando miraba sin mucho reparo mi escote. A mi esposo no parec�a molestarle, por el contrario pens� que le gustaba la situaci�n, pues me miraba con cierta lujuria y deseo (lo que me excit� bastante) adem�s me encantaba sentirme observada por dos hombres a la vez.

Al terminar la cena su jefe nos invit� a tomar unas copas en un pub no muy lejano, a lo que Luis accedi� encantado. Era un garito con buena m�sica y no demasiado iluminado. All� se sent� en mitad de nosotros y tras varios gyn tonic y muchas risas Marcos me puso la mano sobre el muslo justo al filo de la falda, con demasiada familiaridad. Tal vez debido a los efluvios del alcohol mi marido sonriendo dijo:

� Laura que suerte tienes, mi jefe te est� metiendo mano.


Yo mirando a mi marido no pude evitar ruborizarme, sobre todo porque unos cent�metros m�s arriba el calor de la palma de aquel desconocido estaba provocando que mi sexo se humedeciera. Baj� los ojos abochornada, cuando vi que Luis, ten�a un enorme bulto bajo su cremallera, delatando que ten�a duro aquel sexo que tan bien conoc�a y que �ltimamente costaba llenarlo.

Marcos solt� una gran carcajada, era perro viejo y sin duda alguna estaba jugando con los dos. Mir� la entrepierna de Luis y dijo:

� A ti parece no molestarte � y se puso su propia mano sobre la bragueta, para hacerse entender mejor.

Meti� los dedos por debajo de mi falda subiendo hasta rozar el filo de las braguitas, por mucho que intent� cerrar los muslos lleg� a notar que estaba mojada y frot� suavemente resbalando su me�ique por dentro de la tela. Luis tom� otro sorbo de su tercer cubata y se acomod� abriendo las piernas mir�ndonos:

� Si os parece podemos ir a un lugar m�s c�modo � coment� su jefe � por desgracia estoy solo en casa, mi esposa ha tenido que ir de viaje, all� podemos tomar la �ltima copa.

Yo estaba deseando de marcharme donde sea, de huir de aquel hombre que parec�a conocernos tan bien y consegu�a que a mi marido se le levantase y a mi ponerme cachonda. Nos dirigimos los tres hacia el aparcamiento y al llegar a nuestros coches que casualmente estaba aparcados muy cerca, Luis me cogi� de la nuca bes�ndome con una intensidad que hab�a perdido hac�a a�os, su lengua me penetraba posesiva reclamando mi boca, meti�ndome mano en el culo y sob�ndolo a su antojo. Su jefe protest�:

Ey, ey, ey� que esta fiesta es de tres, dejad un poco para luego. Creo que ser�a mejor que t� vinieras conmigo mientras que tu mujer nos sigue en vuestro coche, as� te relajas.

Yo me sent� muy unida a mi marido y a esas alturas un poco zorra, as� que mirando a Marcos fijamente y con intenci�n de hacerle saber a quien pertenec�a de verdad, abr� la cremallera de mi esposo, metiendo la mano hasta que encontr� una polla tan dura que se me eriz� por completo la piel de todo el cuerpo, la saqu� y amparada por la oscuridad que nos ofrec�a el parking me agach�, acerqu� mi boca a su glande que aun estaba cubierto de piel y meti�ndome la punta en la boca comenc� a mamarla, apretando con los labios para deslizar su pellejo para abajo, yo estaba muy salida por lo excitante de la situaci�n y sin apartar la mirada en ning�n momento de su jefe. Este pas� la lengua sobre los labios:

� �Tienes una gran hembra! � le dijo a Luis � mira como me tiene a m� tambi�n.

y seguidamente se sac� su verga, cogi�ndola con una mano y mostr�ndonosla, era muy gruesa, venosa y no demasiado larga, apart� mi boca del falo de mi esposo, que estaba como hipnotizado con todo aquello. Le gustaba ver a otras parejas follando, como hab�amos descubierto juntos con las pelis porno� pero creo que le excitaba m�s que nos vieran a nosotros.

� Ven Marcos ac�rcate � dijo mientras meti� su mano dentro del sujetador sac�ndome una teta por encima de la ropa, yo me dej� hacer (no puedo negar que me encantaba).

Marcos se aproxim� mirando a mi marido, pas� su pulgar por mi mejilla, mientras segu�a portando en la otra su verga. Todo aquello era espectacular a s�lo unos cent�metros de mi rostro, otro hombre a quien conoc�a de hac�a unas horas, estaba frot�ndose el pene delante de m�, junto a mi esposo� y lo mejor �Todos est�bamos disfrutando de ello!. Subi� su mano para acariciarme el pelo y orient� mi cabeza de nuevo al falo de Luis, gui�ndome en los movimientos.

� As� es mucho mejor cielo, lo hac�as demasiado r�pido.

Yo gem� con la boca llena, ese tipo sab�a perfectamente como provocar. Todo era como un sue�o, dese� probar tambi�n su verga, as� que en una de las veces que mi boca qued� vac�a, gir� la cabeza y �l agarr�ndome fuertemente del pelo me la clav� por completo sepult�ndola en mi garganta, el cambio de grosor me oblig� a abrir m�s los labios, Luis me sobaba las tetas, pellizc�ndome los pezones. Aceler� la velocidad tir�ndome del pelo para moverme la cabeza de un lado a otro y que en mi boca entrasen alternativamente la polla de mi marido y la suya, los tres jade�bamos de gusto. Comenc� a notar en el paladar el gusto salado y algo �cido del l�quido preseminal que ambos estaban supurando, cuando�un ruido no muy lejano nos anunci� la llegada de otro conductor que seguramente vendr�a a por su auto. Me dio mucho coraje que tuvi�ramos que parar justo en ese momento, sab�a que ambos me iban a regar con su semen y yo lo deseaba, pero Marcos con voz tranquila coment�:

� Este no es lugar para seguir con la charla � ayud�ndome a incorporarme mientras nos �bamos recomponiendo un poco la ropa.

� Si quer�is ponemos irnos juntos en mi todoterreno es amplio y c�modo � dijo con una sonrisa cargada de sexo, abriendo la puerta trasera � yo conducir� hasta casa.

Efectivamente el interior era confortable y espacioso, ten�a las lunas tintadas, daba la sensaci�n de estar en la calle a pesar de saber que por la oscuridad de los cristales y la altura del veh�culo nadie ve�a lo que ocurr�a en el interior. Desde atr�s advert� que el jefe de mi marino no se hab�a molestado siquiera en subirse la cremallera, lo que dejaba entrever la piel suave del dilatado pene, pas� la lengua sobre el paladar �Todav�a ten�a su sabor en la boca!.

Mi marido se manoseaba por encima de la tela, todo eso form� un c�mulo de sensaciones que me encendi� como nunca antes y sin pens�rmelo me hinqu� de rodillas como pude delante de Luis, mis caderas se instalaron entre los asientos delanteros. Tome su sexo en las manos, sent� que engordaba entre mis dedos, ten�a que recorrer un buen trecho antes de topar con la tela abierta del pantal�n, al llegar a la base tir� del pellejo con los pulgares y asom� una cabeza roja, desafiante, con los labios abiertos dej� que cayese saliva sin rozarla, empap� la punta de la polla que la ten�a algo sudada� entre el movimiento del coche y la humedad que ten�a apenas tuve que hacer nada, las palmas resbalaban por tu tallo de arriba abajo.

Marcos a trav�s del retrovisor se deleitaba con el espect�culo, mientras Luis estaba delirando entre gemidos de placer al saberse observado. Paramos en un sem�foro y not� como una mano me alzaba la falda hasta enrollarla en la cintura, no me import� demasiado entregada como estaba. Mi hombre ech� el cuello hacia atr�s, recost�ndose en el asiento, hab�a perdido toda compostura

� Apri�tamela Laura, apri�tamela.

Y yo se la estrangul�, la estruj� todo lo que pude, pero �l no ten�a suficiente, aferr� su fuerte mano sobre la m�a con la otra se dedic� a bajarse un poco los pantalones, yo disfrutaba del momento (olvid�ndome por completo que est�bamos siendo escudri�ados por otros ojos), le tom� los huevos que hab�an salido por encima del boxer y mi dedo coraz�n presion� sobre su escroto.

Una mano que apenas roz� mi piel, desliz� tambi�n mi ropa interior hacia abajo, dejando expuesto mi sexo y escuch�:

� Luis tu mujer tiene un precioso y estrecho culito, seguro que tiene que ser una gran experiencia foll�rselo.

Ese comentario tens� mi cuerpo. En dos ocasiones le hab�a pedido a mi marido que me follara el culo, pero ninguna de ellas lleg� a hacerlo �Si lo intent�!, pero el dolor que me produc�a aquella penetraci�n era tan grande que no pod�a soportarlo. Entonces Luis habl�

� Lo cierto es que nunca lo hemos hecho as�. � no se porque aquella confesi�n me abochorn�.

� �Joder Luis, no me digas que aun es virgen por ese agujero!

No cre�a que pudieran hablar con tanta confianza de algo tan �ntima. En ese momento el coche entraba en un aparcamiento privado, cuando sali� de mi boca

� Ya sabes Luis que me encantar�a hacerlo por detr�s, pero jam�s lo hemos conseguido.

Un suspiro reson� a mis espaldas

� Entre los dos me est�is haciendo sentir m�s depravado y pervertido que en toda mi vida, sois tremendos � confes� su jefe, apagando el motor del coche ya dentro de su vivienda.

Not� que algo h�medo y ligeramente rasposo pas� por medio de mis cachetes, gir� un poco la cabeza y el rostro de Marcos estaba sumergido entre ellos, lami�ndome la rajita delante de mi marido, que aferr� mi nuca y dirigi� de nuevo la cabeza hasta su polla. S�lo estuvimos un ratito, el suficiente para que mi vagina se hiciera l�quido, pero cuando estaba a punto de estalla, una fuerte palmada en el cachete me par�.

� Eres estupenda, pero antes nos quedamos con las ganas, as� que ahora ya estamos los tres igual � ri� entre dientes Marcos � vamos a casa estaremos mejor dentro.

Yo no lo deseaba y estuve a punto de suplicar que siguieran, me hab�an dejado apunto de explotar y mi co�o me dol�a de necesidad, pero al ver que mi marido tambi�n se retiraba, tuve que abdicar saliendo los tres del auto para subir las escaleras que acced�a al interior de la vivienda.

� Qu�tate la falda y ponte a cuatro en el sof� � pidi� mi marido.

Yo perra como estaba, deseando que me follase en ese momento y os juro que habr�a hecho cualquier cosa que me pidiera con tal de correrme. Pero los dos con gran complicidad parec�an haberse puesto de acuerdo para no pon�rmelo sencillo. Se desnudaron por completo mientras hablaban mir�ndome y tirando de vez en cuando de los labios vaginales o azot�ndome suavemente en el culo, yo ronroneaba como una gata en celo buscando su contacto. Unos pasos se alejaron de la habitaci�n y mi marido se puso delante de mi cabeza, que ca�a por el respaldo del sof�, pasando un dedo por la raja de su glande y meti�ndomelo en la boca, d�ndome a probar la prueba densa e irrefutable de su deseo, yo lo chup� con fricci�n (ya que era lo �nico que me ofrec�a), mientras que por detr�s escuch� que su jefe se acercaba de nuevo a nosotros.

Marcos me cogi� de los tobillos separ�ndome m�s las piernas, mis tetas se abollaban contra el asiento frot�ndome a mi misma para sentir placer, sus fuertes manos se apoderaron de mis nalgas abri�ndomelas, not� el fr�o del ambiente sobre mi rajita empapada y palpitante, deseaba que me penetrase, en lugar de eso me escupi� sobre el culo, su saliva caliente en contraste con el flujo que se hab�a enfriado hizo que mi espalda se curvase de gusto. Con el pulgar empez� a hacer c�rculos conc�ntricos alrededor de la rugosa, gris�cea y apretada piel de mi ano apret�ndome en mitad meti�ndome un poco su yema.

Mi marido me golpeaba con la verga en las mejillas y yo intentaba atrapar, pero una y otra vez me tentaba en la comisura de los labios, para dejarme cada vez m�s necesitada. Como si lo tuvieran planteado me subi� la cara tir�ndome de los pelos y meti�ndome su sexo con una lentitud tortuosa en la boca, mientras al un�sono, su jefe empez� a insertarme en el recto un objeto duro y fr�o, de punta redondeada. Intent� echarme hacia adelante por aquella invasi�n no esperada, pero la pelvis de mi marido me imped�a avanzar as� que haciendo acopio de la poca cordura que me quedaba intent� quedarme quieta mientras que mil�metro a mil�metro Marcos me iba sepultando un dilatador anal que aunque al principio era fino (no m�s grueso de un dedo), seg�n entraba en mi se hac�a m�s su grueso y dif�cil de acoger. Lo extra�a un poco para volver a hundirlo, cada vez m�s profundo, sent� expandi�ndose mis entra�as hasta el l�mite, pero el dolor se mezclaba con el placer, haciendo que perdiera el control de mis miembros. Mientras que con la otra mano sabiamente me descapull� el henchido y rosado cl�toris, alivi�ndome ligeramente con sus caricias, hasta que el juguete entr� por completo en m� permitiendo que el ano se cerrase sobre �l. Mi marido entonces con much�simo cari�o me acarici� la mejilla aflojando la presi�n de su falo en mi garganta, yo estaba exhausta. Una voz por detr�s susurr�:

� Rel�jate, ya est� dentro

Ten�a los m�sculos laxos, pero cuando mi interior se adapt� a aquel objeto empec� a estar insatisfecha �Necesitaba m�s!. Con un giro inesperado me dieron la vuelta quedando tumbada de espaldas sobre el asiento, lo �ltimo que pude ver antes de que los huevos de Marcos se posaran sobre mi cara, fue a mi esposo meti�ndome la cabeza entre los muslos lami�ndome el cl�toris y volvi�ndome loca.

El dilatador segu�a dentro de m�, pero yo ya me hab�a olvidado, succionaba los huevos que me ofrec�an uno y otro alternativamente, mientras sent�a a Luis abrirme la tierna piel de mis pliegues externos, recorri�ndolos con su lengua, hasta que estuve a punto de correrme. En ese momento not� que el dilatador se mov�a, el cl�toris se hinch� todav�a m�s, mi vagina se contrar�a en el vac�o, Luis tom� la base el juguete y empez� a moverlo gir�ndolo dentro, me dej� llevar por las sensaciones, cuando alz� mis piernas sobre sus hombres y sac�ndome el dildo lo sustituy� inmediatamente por su polla, que a pesar de ser bastante m�s grande no me hizo da�o.

Marcos sin dejar de estar sentado sobre mi cara, bajo su cabeza y empez� a mordisquearme en el pubis, sus labios, su lengua, sus dientes� mi marido a la vez foll�ndome como no lo hab�a hecho nunca, todo eso consigui� que me corriera gritando una y otra vez pero no paraban, haciendo que me llegara varias veces al �xtasis hasta que casi perd� el sentido.

S�lo entonces se levant� Marcos y ayudado por Luis giraron mi cuerpo lacio, poni�ndome de pie sin que en ning�n momento saliera la polla de mis entra�as. Me subi� los muslos hasta acoplarlos en sus caderas y de un solo empuj�n me sepult� su gruesa verga. Apenas pod�a responder, me dol�a �S�!, pero a la vez me sent�a m�s llena que nunca, cre� que me partir�an por la mitad hecha un s�ndwich entre los dos hombres. Me aferr� con los brazos al cuello de Marcos para cabalgarlos, sub� y baj� un par de veces, sus huevos me comprim�an a la vez los pliegues externos de mi co�o mientras saltaba como una posesa.

Luis me fren� cambiando la direcci�n del movimiento de delante a atr�s provocando que en la follada se acompasaran los dos y mientras uno entraba el otro sal�a, frot�ndose sus vergas a trav�s de la fina pared de mi interior. Nos amoldamos los tres al movimiento, sus pollas engrosaban cada vez m�s y yo por primera vez en mi vida eyacul� de gusto derram�ndome a chorros sobres sus pies descalzos, como si me meara� mientras ellos se corrieron simult�neamente dentro de mi, jadeando y llen�ndome de su tibio y denso semen que mezclado con mi flujo se derramaba hasta el suelo. No pararon hasta que sus vergas ya fl�cidas salieron por si solas de mi cuerpo y yo ca� de rodillas y sin fuerzas viendo que ellos se derrumbaron sobre el sof�.

� Esto tenemos que repetirlo � dijo Marcos agotado � pero con mi mujer, seguro que los cuatro disfrutamos y a ella tambi�n le encantar�.

Con aquella frase resonando en mis o�dos dej� caer mi cabeza sobre los cojines y qued� profundamente dormida.

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