Participantes: 2H 1M

Acciones descritas: Hetero, Tr�o, Anal, Sexo oral

Nivel de consentimiento: Consentido.

Relaci�n personajes: Amigos, Compa�eros de Trabajo.

DURO TRABAJO

Llevaba trabajando en la misma empresa de publicidad cinco a�os. Mi compa�ero
Juan y yo form�bamos un gran equipo y est�bamos contentos con el trabajo que
realiz�bamos. Lo �nico que peor llev�bamos era que nuestro jefe era una mujer, y
no por el hecho de que fuera mujer, sino porque era m�s joven que nosotros (28
a�os) y adem�s incre�blemente atractiva; tanto que m�s de uno habr�a ofrecido su
empleo s�lo con la condici�n de foll�rsela.

Era una joven alta y esbelta, con caderas anchas y cintura breve, una larga
melena rubia, labios carnosos de los que deseas besar, y unos ojos verdes que
cuando te miran parece que te desnudan. Sus pechos son grandes pero
proporcionados con el resto del cuerpo, erguidos firmes y duros. Cuando lleva
vestidos escotados, tu vista se escapa por el canalillo que forman al estar
apretados por su sujetador. Su voz c�lida y ani�ada suena como si estuviera a
punto de correrse y eso te deja completamente excitado.

Un d�a, est�bamos Juan y yo discutiendo en nuestra mesa sobre diferentes
proyectos de publicidad cuando ella entr� en la oficina y se dirigi� hacia donde
nos encontr�bamos. Llevaba una blusa blanca que dejaba ver su sujetador; una
minifalda negra estrecha, que casi no la dejaba andar por el peligro de que se
le subiera; unas medias negras y zapatos de tac�n alto.

- Hola chicos. �C�mo llev�is la campa�a de publicidad sobre ropa interior
femenina? - pregunt�.

- Estamos en ello- dije yo - aunque estamos faltos de ideas.

- Bien, entonces os espero hoy a las 19:00 en la sala de juntas. Traeros todo
el papeleo, vamos a intentar solucionarlo entre todos,... y no hay excusas,
quiero veros all�...

Dijo esto mientras se alejaba contone�ndose y moviendo su trasero, al tiempo
que su larga melena rubia se levantaba al girar su cabeza. No era la primera vez
que nos reun�amos todos los de la oficina para trabajar sobre alg�n tema.
Normalmente, cada uno expon�a sus ideas y entre todos se sacaba la soluci�n a
cualquier problema. Pero lo extra�o de esta cita era, que solo nos lo hab�a
dicho a nosotros y adem�s las siete de la tarde era una hora poco habitual para
una reuni�n.

A las siete en punto Juan y yo est�bamos en la sala de juntas. Era una
habitaci�n peque�a, con dos ventanas y una gran mesa rectangular rodeada de
sillones en el centro. En uno de los extremos de la habitaci�n hab�a una peque�a
pizarra llena de garabatos y palabras, que sacadas fuera de contexto, no dec�an
nada. Poco despu�s entr� Tamara, que as� se llamaba nuestra jefa, iba vestida
igual que por la ma�ana, excepto que llevaba una chaqueta negra que se quit� al
entrar. Se sent� en un extremo de la mesa, de espaldas a la pizarra, mientras
que nosotros lo hicimos a izquierda y derecha de ella en las esquinas de la
mesa.

- Comencemos - dijo ella - vamos a intentar salir de aqu� con la campa�a
publicitaria de esa ropa terminada.

Estuvimos trabajando durante tres horas sin parar, ella hablaba y hablaba,
mientras que se levantaba y escrib�a en la pizarra, borraba, se sentaba y volv�a
a levantarse para escribir alg�n esquema o idea, todo esto durante las tres
horas. Cuando ya casi hab�amos establecido la idea inicial sobre la que versar�a
la campa�a paramos para descansar.

- Uf, �qu� calor! - dijo Tamara mientras se sentaba sobre la esquina de la
mesa por el lado en que yo estaba sentado.

- S�, la calefacci�n debe estar muy alta - respondi� Juan.

- Cierto. Entonces no os importar� que me quite las medias - dijo ella
mir�ndome.

Ninguno de los dos dijimos nada, tan solo nos miramos, aunque creo que eso
fue como decir que por supuesto que no nos importaba, porque ella levant� sus
largas piernas y comenz� a bajar sus medias. Para ello primero subi� un poco su
minifalda y solt� su liguero, lo que me permiti� ver un poco m�s de sus muslos y
parte de lo que me parecieron sus bragas, pero que luego pude ver que era un
tanga. Nosotros, no pod�amos dejar de mirarla mientras deslizaba sensualmente
sus medias negras a lo largo de sus piernas. Todo el mundo estar� de acuerdo en
que ver a una mujer quitarse las medias es excitante y si adem�s, ella lo hace
bien y con un poco de teatro, mejor. Tamara, en esto era insuperable.

Una vez hubo terminado, se gir� y coloc� sus pies sobre el apoya brazos de mi
sill�n.

- Estoy agotada, estos zapatos me han destrozado los pies. - dijo, y tras una
pausa a�adi� - �Te importar�a darme un masaje?

- No por supuesto - dije yo al tiempo que le cog�a sus pies y les empezaba a
dar un masaje.

Ella me miraba, con sus ojos verdes medio tapados con su melena rubia, que le
ca�a por delante, mientras humedec�a sus labios con la punta de su lengua.

- S� que es mucho pedir, - dijo con tono casi suplicante - pero ya puestos, y
habiendo confianza, t� Juan, pod�as darme otro masaje en mis hombros, si no te
importa claro.

Antes de que hubiera terminado su frase, Juan ya estaba a su lado d�ndole un
masaje a sus hombros.

- S�bete a la mesa y as� alcanzar�s mejor. Prometo no re�irte por subirte en
una mesa de la oficina.- dijo sonriendo con picard�a.

Juan, le hizo caso y se subi� en la mesa detr�s de ella.

- Ummm, es fant�stico. Pero todav�a hace demasiado calor, estoy ardiendo...

Cuando acab� de decir esto, desabroch� los botones de su blusa y la abri�
ante nuestro asombro dejando a la vista un sujetador de color blanco, con sus
pechos redondos aprisionados y seguramente con ganas de salir libres. Me extra��
ver que su ropa interior era de distinto color. Supongo, que el sujetador era
blanco para evitar que se trasparentara en su blusa, aunque tambi�n pod�a ser un
capricho o una man�a.

Inmerso en mis pensamientos, casi no me di cuenta de que ella hab�a separado
sus piernas y las hab�a colocado sobre mis hombros, de manera que sus muslos
quedaban pegados a mi cara y pod�a ver su diminuto tanga, de color negro, que
apenas cubr�a su co�o dejando ver a su alrededor algunos pelitos rubios.

Juan, segu�a d�ndole un masaje, aunque sus manos comenzaron a deslizarse
bajando por delante de su cuello, en direcci�n a sus pechos. En mi situaci�n, no
pude evitar besar sus muslos ligeramente mientras sub�a cada vez m�s arriba,
donde pod�a oler el delicioso perfume que emanaba de su entrepierna.

La o� gemir levemente, y cuando levant� la vista hacia ella, pensando que yo
hab�a provocado esa sonora se�al de gusto, pude ver como su cabeza estaba
inclinada hacia atr�s mientras Juan hab�a levantado su sujetador acariciando sus
pechos, al tiempo que besaba su cuello. Qu� pechos m�s hermosos ten�a, sus
pezones eran sonrosados y no muy grandes, ideales para ser succionados.

Si �l hac�a eso, me dije, yo deb�a aprovechar la situaci�n, as� que con miedo
empuj� su minifalda hacia arriba y deslic� muy despacio su tanga esperando
alguna reacci�n negativa. Pero esto no se produjo, es m�s, ella levant� su culo
para facilitarme el que pudiera quitarle su tanga diminuto. Cuando se lo quit�,
pude comprobar que estaba empapado por los flujos de su co�o. Por primera vez
pude ver su rajita, la m�s preciosa que nunca hab�a visto, rodeada de una
peque�a mata de pelo rubio y con sus labios turgentes y entreabiertos, brillando
por su humedad. Me tir� sobre �l como si quisiera zambullirme en una piscina,
met� mi cabeza entre sus muslos y lo bes�, para luego pasar mi lengua a lo largo
de �l. Ella cerr� sus piernas al sentirme y agarr� mi cabeza empuj�ndola con
fuerza contra su sexo. Ten�a que estar realmente excitada, porque de su surco no
paraba de salir su caliente jugo que casi me ahogaba.

- Tumbaros sobre la mesa - pidi� ella.

Obedecimos al instante, y sin darnos tiempo ya estaba bajando nuestras
cremalleras y quit�ndonos los pantalones. Al ver nuestras pollas tiesas y duras
se lanz� a lamerlas ferozmente, con salvajismo, recorri�ndolas desde la base
hasta la punta del capullo con su lengua. Para ayudarse, mientras trabajaba una
con la boca, usaba sus manos para menear la otra.

Yo deseaba follarla, era el deseo de todos los hombres de la empresa, as� que
aprovechando que estaba mamando la polla a Juan me coloqu� detr�s de ella y se
la hund� en su co�o. Fue genial sentirla dentro de aquella gruta h�meda y
caliente. Ella se mov�a con ritmo, sin dejar de chupar la polla de mi compa�ero;
acarici� sus redondos pechos desde atr�s y con una de mis manos me entretuve en
acariciar los pelillos rubios que rodeaban su co�o.

Despu�s de estar un rato foll�ndomela, ella propuso a Juan que se tumbara
sobre la mesa, me bes� y me dijo: "ahora le toca a �l". Se subi� a la mesa y
sent�ndose sobre �l, se meti� su polla hasta los huevos, movi�ndose como si
estuviera cabalgando un caballo.

- �M�temela por el culo!, �Vamos! - grit� excitada - Os quiero a los dos
dentro de m�.

Me sub� a la mesa y me coloqu� detr�s de ella. Desde esta posici�n, separ�
sus nalgas y pude ver el sonrosado orificio de su ano. Lo lam� despacio, hasta
humedecerlo totalmente y cuando estuvo a punto, comenc� a meter mi polla en su
interior. Lo hice despacio, deleit�ndome con cada cent�metro que iba entrando.

- No os corr�is todav�a, - dijo entre sollozos - quiero que lo hag�is en mi
boca.

Pasados unos minutos en esta posici�n, nos separamos y ella se sent� en uno
de los sillones, mientras que Juan y yo nos pon�amos a ambos lados meneando
nuestras pollas. Ella nos miraba, en espera de que el preciado l�quido blanco
saliera de nuestras mangueras para saciar su sed. Yo fui el primero y me
descargu� completamente en el interior de su boca. Me dej� perplejo el ver como
la cerraba y lo tragaba todo sin dejar ni una gota. Juan se corri� al momento,
disparando un chorro contra su cara y el resto en el interior de su boca; que lo
trag� igual que antes.

Nos quedamos satisfechos y relajados despu�s de tan duro trabajo. Tamara
recogi� su ropa y se fue hacia la puerta:

- Bueno, por hoy es suficiente, os espero ma�ana aqu� a la misma hora...

No pod�amos creer lo que dec�a, pero sab�amos lo que significaba: m�s de lo
mismo.

- Ah - dijo ella gir�ndose antes de salir -... y esto lo he grabado todo en
un v�deo que pienso ver haci�ndome una paja. Por supuesto est�is invitados a mi
casa para verlo juntos. Adi�s.

Y all� nos quedamos, Juan y yo con cara de idiotas, medio desnudos y sin
saber que decir.

FranK

POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO

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