Relato: Juanita (1: Tacos Altos)





Relato: Juanita (1: Tacos Altos)

TACOS ALTOS.


Cuando ten�a aproximadamente doce a�os y empec� a sentir
impulsos que finalmente se definieron como sexuales, me puse zapatos de mujer de
tacos altos y tuve una erecci�n asombrosa que me hizo eyacular varias veces
seguidas.


Buscando repetir esa experiencia descubr� que el contacto de
ropas suaves de mujer contra mi piel me excitaba grandemente por lo que cada vez
que pude me vest�a con prendas de mi madre y de una prima de mi edad que viv�a
con nosotros.


Me escond�a en cuartos que se usaban para guardar muebles
viejos y ba�les con ropas fuera de uso, que para m� eran tesoros a ser
descubiertos y usados siempre con el temor de ser sorprendido, cosa que
afortunadamente nunca ocurri�


Usaba medias y portaligas con los zapatos de tacos altos,
sostenes de mi prima rellenos con calcetines y me masturbaba varias veces
seguidas. Con el tiempo descubr� que mi ano al ser estimulado con los dedos
ayudaba a aumentar y mantener el placer por lo que empec� a meterme en el ano
diferentes objetos desde l�pices hasta mangos de destornillador lubricados con
vaselina para su mejor introducci�n.


As� pasaron los a�os y me transform� en un adolescente
bastante atractivo para las muchachas de mi edad con las que tuve razonable
�xito, pero sin dejar mis pr�cticas secretas de vestirme, cada vez que las
condiciones estaban dadas, con prendas de mujer.


En la �poca en que ya manten�a relaciones sexuales muy
exitosas con mujeres, aprovechaba cuando se quedaban dormidas, de ponerme sus
prendas �ntimas para masturbarme mir�ndolas.


A pesar de estos gustos privados, rechac� siempre las
aproximaciones de otros hombres que se me acercaban con intenciones de iniciar
una relaci�n porque mi sexualidad estaba fija en las mujeres y no en los
hombres, aunque siempre que pod�a pasaba por la zona en que travestis se
prostitu�an para poder mirarlos sintiendo deseos de estar en la calle vestido de
mujer provocando el deseo de los transe�ntes.


Al casarme empec� a disfrutar de un guardarropa m�s abundante
y de maquillajes cuando mi esposa se iba de viaje o de veraneo, porque siempre
encontraba una raz�n para quedarme solo en la casa. En cuanto ella part�a yo
iniciaba mi transformaci�n, coloc�ndome medias, portaligas y zapatos de tacos
altos, mientras eleg�a que ropa utilizar. Generalmente un vestido ajustado de
amplio escote sobre enaguas de seda y ancho cintur�n que destacara mi cintura, y
mis piernas a la vista hasta la mitad de los muslos.


Cuando ten�a varios d�as a mi disposici�n hasta me pintaba
las u�as de los pies de color rojo intenso. Me maquillaba discretamente
destacando mis ojos y p�rpados con suaves tonalidades agregando al conjunto una
peluca rubia de pelo natural, aros en mis orejas y pulseras en mis mu�ecas,
quedando as� con el aspecto de una mujer hermosa, p�cara y levemente calentona,
pero que no resist�a un examen detenido. Ante un gran espejo que me reflejaba
entero ensayaba poses y formas de caminar con tacos altos para acostumbrarme a
hacerlo sin perder el equilibrio.


Todo esto me produc�a gran excitaci�n por lo que siempre
terminaba masturb�ndome e introduci�ndome en el ano alg�n elemento que fuera
grueso y largo, imagin�ndome que yo era mujer siendo penetrada por un hombre.


Teniendo cerca de veinticinco a�os de edad qued� solo por una
semana y decid� aprovecharla al m�ximo en mis fantas�as. La primera noche sal� a
la terraza a disfrutar del aire fresco vestido de mujer, bebiendo unos c�cteles
y fumando tranquilamente mientras ve�a pasar por la calle a los transe�ntes,
quienes si miraban, s�lo observaban una vaga silueta femenina en la oscuridad.
Esto me produjo una gran excitaci�n y enormes deseos de salir a caminar por la
calle tal como estaba.


Finalmente, tarde esa noche, me decid� a salir vestido de
mujer en mi coche para dar unas vueltas por la ciudad.


Fue grandioso, ya que circul� por sectores que a�n a esa hora
estaban muy concurridos y que estando detenido ante un sem�foro miraban y s�lo
ve�an una mujer al volante.


A la segunda noche sal� un poco m�s temprano porque me sent�a
m�s audaz y empec� a mirar con descaro a los transe�ntes, pero nadie se dio por
enterado de que yo no era mujer, lo que me ten�a en una erecci�n permanente.


Tan audaz me sent�a que al pasar por una peque�a plaza me
estacion� y me baj� a caminar unos metros sent�ndome en un banco pr�ximo a mi
coche. El aire fr�o de la noche en mis piernas cubiertas por suave seda y en mis
hombros y brazos desnudos me produjo una sensaci�n de deleite que no conoc�a y
el sonido de mis tacos en el pavimento pareci� m�sica a mis o�dos. Tras fumar un
par de cigarrillos disfrutando de estas sensaciones tan nuevas para m�, volv� al
coche y segu� dando vueltas por el sector.


Al estar detenido a la espera de la luz verde, y mirar el
coche que estaba a mi lado vi que su conductor me mir� insistentemente y esboz�
una sonrisa p�cara. Mir� hacia adelante y reanud� la marcha. Antes de cincuenta
metros el mismo coche se emparej� con el m�o y su conductor, que era poco mayor
que yo y de aspecto distinguido, me hizo algunas se�as, a lo que yo, asustado,
inici� la fuga doblando en la primera esquina siendo seguido de cerca por las
luces de su coche.


Al emparejarse conmigo me hizo se�as para que me detuviera lo
que hice en un sector iluminado tenuemente y se baj� de su coche avanzando hacia
el m�o mostrando su cuerpo alto y delgado a la d�bil luz que llegaba entre las
ramas de los �rboles haci�ndome se�as para que bajara el vidrio lateral y me
habl� diciendo:


"Hola, te invito a tomar unos tragos para poder conocerte,
porque me pareces atractiva"


Yo no sab�a c�mo responder dado que mi voz nunca pasar�a por
la de una mujer. Al no recibir respuesta insisti� diciendo:


"Podemos ir en los dos autos a un drive-in a conversar y
conocernos, como sabes si..."


A�n sin poder hablar me conform� con sonre�r levemente,
imaginando c�mo salir del embrollo en me hab�a metido


"No te preocupes porque a m� me gusta lo que vi hace un rato
en la plaza, y s� que eres hombre, y por eso te segu� y te invito"


A duras penas pude responder con voz vacilante...


"Bueno, donde?"... sinti�ndome dominado y sin saber que hacer
o decir.


"S�gueme en tu coche que yo te gu�o"


Me sent� como hipnotizado obedeciendo y siguiendo su coche
por calles y avenidas que conoc�a pero que me parec�an que nunca las hab�a
visto, tal era mi nerviosismo y ansias de saber en que terminar�a todo esto, y
con mi coraz�n latiendo fuertemente.


Llegamos por fin a un drive-in con estacionamientos entre
frondosos �rboles que ocultaban la vista de los coches a la mirada de intrusos.
Se baj� de su coche y entr� al m�o diciendo con toda tranquilidad:


"Hola, mi nombre es Juan Pablo. �Cu�l es el tuyo?"


D�bilmente murmur�: "Juan..."


"Juan no me gusta, te voy a llamar Juanita"


Y as� naci� Juanita, en una noche tibia de verano, vestida
como una mu�eca p�cara.


Cuando el que atend�a el estacionamiento nos ofreci� de beber
Juan Pablo hizo un pedido que fue tra�do r�pidamente y quedamos solos en mi
coche aislados del resto del mundo y envueltos en el aroma exquisito de su
varonil perfume.


Iniciamos una conversaci�n que demostr� que ten�amos mucho en
com�n, tanto en educaci�n como socialmente lo que permiti� que mis nervios se
fueran calmando, hasta que puso una de sus manos en mi pierna acarici�ndola e
introduci�ndola bajo mi falda hasta llegar al bulto de mi pene y test�culos que
ya me dol�an por la excitaci�n, mientras me besaba suavemente haci�ndome sentir
su c�lido aliento perfumado con el aroma del gin.


Abr� las piernas para permitir que metiera su mano bajo la
tela de mi calz�n y me tomara el pene e inici� t�midamente la exploraci�n de su
entrepiernas ante lo cual se abri� r�pidamente el pantal�n, baj� el calzoncillo
e hizo que mi mano tomara su pene, que me asust� por lo grande, grueso y duro,
mucho m�s que el mango de destornillador al cual mi ano estaba acostumbrado y
que al contacto de mi mano pareci� crecer m�s y ponerse m�s duro. Me sent�
totalmente dominado por la fuerza de su personalidad de macho.


Juan Pablo reclin� su asiento y estando casi acostado tom�
firmemente mi cabeza y me llev� con fuerza hacia su erecto pene haciendo que lo
besara lo que hice con cierto asco porque era la primera vez que tocaba un pene
ajeno. Su olor a sexo, que era fuerte, extra�o y mezclado con su perfume,
lentamente fue pareci�ndome agradable hasta que lo encontr� irresistiblemente
excitante y abriendo al m�ximo mi boca lo hice entrar para saborearlo y lamerlo
disfrutando los nuevos sabores y olores, mientras �l se retorc�a y gem�a
suavemente empujando mi cabeza en un vaiv�n que lo hac�a llegar hasta el fondo
de mi paladar y luego salir hasta mis labios que lo apretaban, sin querer que
saliera de mi boca y succion�ndolo con fuerza.


Por largos minutos lo chup�, lo acarici� con mi lengua, lo
mord�, hasta que su cuerpo se empez� a poner r�gido y arqueado en unos espasmos
que casi me asustaron, y que fueron aumentando de ritmo hasta que su pene se
puso a�n m�s grande y duro dentro de mi boca antes de empezar a expulsar la
abundante masa espesa y caliente de su semen, el que me vi obligado a tragar
porque Juan Pablo me ten�a la cabeza firmemente sujeta sin permitirme retirar mi
boca.


Su semen era espeso y ligeramente �cido y permaneci� saliendo
por largo rato impulsado por las violentas contracciones que experimentaba su
cuerpo, hasta que con un quejido animal su cuerpo se solt�, sus manos cayeron
permiti�ndome levantar la cabeza y respirar con alivio, sinti�ndome totalmente
impregnado por sus olores y perfume que hasta el d�a de hoy recuerdo con
nostalgia.


Debido a que mi pene estaba comprimido, fui incapaz de
retener una larga eyaculaci�n mientras lo chupaba y sent� que mis calzoncitos de
encaje estaban totalmente mojados y viscosos al tacto. Decid� ir al servicio,
adecentarme un poco y aprovechar de orinar. Sal� del auto con las piernas
todav�a temblorosas pero con el valor que me daba el alcohol en mi sangre,
busqu� y encontr� la sala de servicios designada para mujeres.


Era peque�a con dos cub�culos, entr� en uno de ellos, me
saqu� los calzones y me limpi� el semen que cubr�a todo mi sexo y me sent� a
orinar como mujer, tal como me sent�a en ese momento.


En el lavatorio lav� cuidadosamente mis calzoncitos y los
estruj� antes de volver a pon�rmelos mojados, lo que me estimul� por lo fr�os
que estaban.


Mi maquillaje estaba deshecho por lo que proced� a repararlo
para recuperar una cara agradable y tentadora. Me perfum� el cuello y tras las
orejas y me arregl� el peinado cuidadosamente.


En ese momento se abri� la puerta y entr� una muchacha alta,
bastante m�s que yo, de largas piernas y escote generoso, de abundante cabellera
que con voz ronca me dijo:


"Hola, linda noche no? �Est�s con alg�n cliente?"


Era un travesti prostituto, joven, hermoso y alto,
evidentemente ebrio que empez� a orinar dentro del lavatorio.


"No, s�lo con un amigo que me espera en el auto"


"Hey, putita, te ves bien, �d�nde trabajas?" Habl�ndome a
trav�s del espejo.


"Yo no trabajo, te dije que estoy con un amigo...


Enarbolando su pene enorme en la mano dijo:


"�Que te parece que te presente a mi amiguito?"


Y sin decir m�s me hizo girar poni�ndose detr�s de m�, me
levant� el vestido, me baj� los calzones, abri� mis piernas con las suyas e
introdujo violentamente su pene entre mis nalgas mientras me sujetaba agachado
sobre el lavatorio.


Trat� de defenderme pero ten�a m�s fuerza que yo, y
finalmente me rend� dejando que lo metiera en mi ano virgen, aunque sintiendo
terribles dolores porque su enorme pene duro parec�a un arp�n que me desgarraba
las entra�as a medida que empujaba violentamente, sin importarle nada, yo era
s�lo un pedazo de carne para ser perforado sin piedad.


Al darme cuenta que estaba siendo violado me hizo sentir una
leve excitaci�n que fue en aumento al sentir el roce de sus fuertes piernas
entre las m�as, tan diferentes a la blandura de las piernas femeninas, pero
suavizado por las medias que ambos us�bamos, lo que me hizo lentamente cambiar
de una actitud de rechazo violento a otra de tenue aceptaci�n, cosa que se dio
cuenta mir�ndome por el espejo y se sonri� diciendo:


"�Te gusta?.... Puta caliente, te voy a romper el hoyo del
culo"


Y empez� a meter y sacar con violencia inusitada su enorme
pene en mi ano que nunca hab�a conocido uno de verdad, de modo que el dolor fue
tan intenso que las piernas se me doblaron y lanc� un grito pidiendo piedad,
pero ese bruto aprovech� mi ca�da para abrir a�n m�s mis piernas y empujar
todav�a m�s fuerte con lo que me levant� de vuelta a la posici�n anterior con
mis manos sujet�ndome del lavatorio.


Cuando cre�a que ya no me quedaban fuerzas y las l�grimas
corr�an por mi cara. empez� a eyacular dentro de m�. dici�ndome:


"�Te gust� putita? Si quieres m�s b�scame en la esquina de
Providencia con Seminario, pregunta por Michelle, pero te voy a cobrar, porque
�sta no m�s te la doy gratis, s�lo porque el imb�cil que me est� esperando me
dej� con las ganas de met�rselo"


As� diciendo sali� de dentro de mi cuerpo, se arregl� la
falda, se mir� al espejo y sali� dando un portazo.


Yo estaba tiritando a punto de caer, con las piernas
chorreando semen y dolores intensos en mi ano que parec�a que me lo hab�an
partido en pedazos, con el vestido enrollado en mi cintura y los calzones de
encaje rotos colgando de mis tobillos.


Casi gateando entr� en uno de los cub�culos para poder
evacuar todo el semen que me quedaba en el recto y empec� a limpiar las piernas
y mi ano con un pedazo de encaje h�medo cuyo roce me provoc� una erecci�n
intensa, mientras reviv�a mentalmente lo ocurrido.


Despu�s de volver a recomponer mis ropas, porque el infame no
hab�a tocado mi maquillaje, sal� a la penumbra algo recuperado, para volver al
coche donde me esperaba Juan Pablo, sinti�ndome excitado al m�ximo y dispuesto a
lo que fuera para desahogar mis instintos exacerbados.


El coche estaba en la obscuridad y hab�a una cierta
luminosidad a mis espaldas por lo que supe que mi figura se recortaba y trat� de
caminar tal como hab�a ensayado ante el espejo: elegante y suavemente moviendo
mis caderas, pero con el pene suelto bajo las faldas de mi vestido y con mi ano
pulsando dolorosamente.


Juan Pablo que estaba parado al lado del coche fumando un
cigarrillo y con nuevos vasos de licor sobre la carrocer�a, al parecer ya
recuperado de su explosi�n anterior dijo:


"�Porqu� demoraste tanto? Estaba ech�ndote de menos"


En la penumbra vi que ten�a su pene en una mano y se estaba
masturbando suavemente y me d� cuenta que era a�n m�s grande que el de Michelle,
y empec� a preocuparme por lo que imagin� que iba a suceder, pero sin voluntad
ni fuerzas para impedirlo.


Me tom� de un brazo y me inclin� metiendo parte de mi cuerpo
en el coche apoy�ndome en el asiento delantero, mientras me levantaba las faldas
hasta la cintura exclamando:


"�Vaya! �Vaya! �est�s preparada!" Viendo que estaba sin
calzones, y sin mayores pre�mbulos procedi� a ensartarme antes de que yo pudiera
decir nada


Ahora s� que me doli�, aunque el camino estaba abierto y
lubricado con el semen de Michelle, ya que el pene de Juan Pablo era tan grueso
y largo que tuvo dificultades para entrar, de forma que empuj� con tanta fuerza
que me tumb� sobre el asiento y en esa posici�n en que no lo pod�a esquivar ni
amortiguar me abri� las piernas y empez� a poseerme con mayor violencia de la
que pod�a imaginar, metiendo y sacando su pene con m�s furia a�n que Michelle,
sin hacer caso de mis quejidos de dolor, que parece le aumentaban la excitaci�n
producto del licor ingerido, la estrechez de mi ano y la dominaci�n absoluta que
ejerc�a sobre m� y mi cuerpo.


Sent� que mi ano era un anillo de fuego que me quemaba de
dolor, pero lentamente del dolor empez� a surgir un leve destello de placer que
fue aumentando gradualmente a medida que me acostumbraba al ritmo de su empuje
hasta que todo el dolor se transform� en deliciosos estremecimientos de todo mi
cuerpo nublando mi mente y pensamientos y empec� a mover mis caderas para ir al
encuentro de su ataque y a apretar mi ano fuertemente en torno de su pene para
hacerlo sentir que yo estaba cooperando y que no era v�ctima pasiva de su ardor,
que yo participaba activamente.


Al levantar la cabeza me pareci� ver al camarero mir�ndonos
escondido detr�s de un �rbol lo que me produjo una sensaci�n tan agradable que
me hizo pensar "Vaya, �adem�s soy exhibicionista!" Y empec� a moverme para que
viera que estaba gozando


Esta fiesta de meter y sacar, aguantar y empujar dur� largo
rato hasta que sent� que se pon�a r�gido y empezaban las convulsiones que ya
sab�a que anunciaban su eyaculaci�n, la que se produjo en medio de empujones m�s
violentos que los anteriores. Sent� el chorro potente de su semen entrando en mi
intestino haci�ndome eyacular, pero contra el asiento de mi propio coche y
mirando hacia el �rbol que escond�a al camarero, al que supon�a disfrutando con
lo que ocurr�a


Juan Pablo se recuper� y se enderez� con su pene todav�a
r�gido, me lo introdujo en la boca para que se lo limpiara, seg�n dijo, y yo
como una puta dominada y obediente se lo lam� y chup� hasta dej�rselo limpio,
despu�s de lo cual me inclin� al lado del coche para evacuar su semen de mi
recto, porque por ning�n premio volver�a a los servicios para mujeres de este
recinto.


Juan Pablo se subi� a su auto y mientras part�a me dijo:


"Adi�s linda, lo pas� estupendo..." arrojando unos billetes
al suelo.


Me qued� mirando las luces traseras de su coche sin saber que
contestar, todav�a tembloroso y con las piernas d�biles. Recog� los billetes,
los guard� en la cartera, me limpi� el semen de las piernas y empec� nuevamente
a tratar de ordenar mis ropas cuando vi al camarero acerc�ndose y diciendo:


"Se�orita, �podr�a pagar la cuenta porque estamos por cerrar
y usted es la �ltima cliente?"


El infame se hab�a ido sin pagar, y yo ten�a poco dinero,
probablemente no me alcanzar�a, lo que me expondr�a a problemas que no estaba en
condici�n de asumir.


Abr� mi cartera y extraje todo el dinero que ten�a y se lo
pas� diciendo muy despacio:


"Es todo lo que tengo..."


Lo cont� y me dijo que faltaba bastante pero que alg�n
acuerdo podr�amos lograr para que �l pusiera la diferencia, toc�ndose suavemente
el entrepiernas.


Lo mir� cuidadosamente y vi que era un hombre grueso, bajo y
musculoso de tipo campesino con fuerte mezcla de ind�gena, de unos treinta a�os
de edad, que se ve�a bastante limpio en sus pantalones negros y camisa blanca
con corbata negra.


Como estaba muy asustado pens� aceptar lo que me pidiera,
aunque fuera mi reloj, que val�a bastante m�s que lo que me faltaba para
completar la cuenta, y contest�:


"�Y cual ser�a ese acuerdo? �No saldr�a perdiendo en el
cambio?"


Al escuchar mi voz se acerc� y metiendo una mano debajo de
mis faldas me palp� los genitales y exclam�:


"�Eres un maric�n! �Mejor a�n! �Parece que vamos a hacer
negocio!"


Sin agregar m�s empez� a acariciarme las nalgas con sus
manazas �speras de trabajador manual mientras me ol�a el cuello y deslizaba su
cara de barba dura por mi pecho. Luego empez� a soltar los botones de mi vestido
hasta que pudo quit�rmelo y as� qued� en enaguas y tacos altos.


Se abri� el pantal�n y sac� a relucir su pene que hizo que yo
tomara con una mano y que aunque no era tan grande y grueso como el de Juan
Pablo me la llen�, despertando en m� una sensaci�n de sorpresa al descubrir que
podr�a ser una buena forma de pagar una cuenta, obteniendo alg�n tipo de
ganancias en el trato.


Empec� a masturbarlo suavemente y su pene creci� despidiendo
un fuerte olor que me llen� las narices. Era un olor a orines a�ejos, falta de
aseo, transpiraci�n �cida que no me agrad�. Se abri� la camisa indic�ndome que
lo abrazara cosa que hice sintiendo el olor a transpiraci�n fuerte que expel�a
su cuerpo y principalmente sus axilas velludas que mezclado con los olores de su
sexo, despert� en m� una excitaci�n que r�pidamente fue en aumento.


Cuando me orden� que se lo chupara, me hice de rogar un poco
hasta que le di en el gusto meti�ndomelo en la boca e iniciando un r�pido
movimiento de vaiv�n con mi cabeza, pero me ataj� y me pidi� que lo hiciera
lentamente para gozarlo m�s. As� empec� un trabajo lento de masturbaci�n bucal
que lo hac�a retorcerse de gusto.


Mientras, mi excitaci�n crec�a estimulada por sus olores que
ahora me parec�an como un condimento ex�tico para el trozo de carne que estaba
disfrutando.


Finalmente estaba terriblemente excitado deseando meterme en
el ano su pene ya endurecido por mi boca, y d�ndole la espalda, yo mismo me lo
introduje en el ano que estaba inflamado por lo que los dolores fueron terribles
hasta que logr� que entrara entero soport�ndolo sumiso ya que sab�a que el dolor
se transformar�a en placer


Sus gruesas caderas empezaron a moverse con fuerza haciendo
que su pene entrara y saliera lentamente y cada dos o tres metidas lo dejaba
adentro empujando a�n m�s fuerte remeciendo mis entra�as, con sus fuertes manos
sujet�ndome de la cintura, lo que me provoc� estremecimientos de placer
incre�bles. Lentamente fue aumentando el ritmo y me empez� a masturbar hasta que
en medio de contracciones violentas acab� dentro de mi cuerpo, al tiempo que yo
me estremec�a en un orgasmo casi interminable, quedando tendido en el asiento
con las piernas temblorosas y sin poderme parar.


Al recuperarme ten�a semen corriendo nuevamente por mis
piernas y saliendo desde mi ano. Me limpi� con su delantal, y despu�s chup� su
pene hasta dejarlo limpio y sin una gota de semen como hab�a aprendido con Juan
Carlos.


Ofreci� traer un c�ctel que yo acept� con ganas y bebimos
juntos mientras recompon�a mi maquillaje y vestimenta en el ba�o de mujeres,
donde recordando mi violaci�n en ese mismo lugar s�lo una hora antes, me excit�
fuertemente y subi�ndome las faldas del vestido dej� a la vista mis nalgas y le
ofrec� mi ano rog�ndole que me poseyera nuevamente, lo que hizo con gran
entusiasmo por largo rato mientras yo me retorc�a de placer y dolor hasta que
finalmente entramos en un estado casi de locura reventando los dos al mismo
tiempo en un largo orgasmo en medio de nuestros gemidos de placer.


Antes de partir me devolvi� el dinero que le hab�a entregado,
el que acept� porque me lo hab�a ganado en buena ley, prometi�ndole volver para
que me atendiera como sabe hacer, mientras lo chupaba oliendo por �ltima vez el
fuerte olor de sus test�culos transpirados.


Al llegar a mi casa, con las piernas temblorosas y el ano
dolorosamente palpitante, llen� la tina con agua caliente y me acost� en ella
haciendo un balance de esta noche: p�rdida de mi virginidad, una seducci�n, una
violaci�n y dos actos de prostituci�n. Todo esto gracias a mi gusto por usar
zapatos de tacos altos.


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Relato: Juanita (1: Tacos Altos)
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