LA CONQUISTA DEL ANGEL
Verte pasar con tus amigos, desplaz�ndote con esa tu forma
tan masculina y sensual de caminar, con esos dos redondos melones jugosos y
dulces de tus nalgas elev�ndose r�tmica y alternadamente con cada paso. Culo de
mis sue�os mas imp�dicos, de mis orgasmos mas rabiosos, de mi leche derramada en
sue�os. Encontrarte en el patio de comidas del shopping center vestido con ese
short verde que te marca obscenamente el pito y hasta los huevos. Y querer
manosearte, y apretarte ese bulto impertinente. Verte en el cine con tu amigo,
el rapado, apoyando desafiante tus pies desnudos sobre el respaldo del asiento
de adelante. Esos pies flacos y elegantes, de bellos dedos parejos, tus blancos
pies mas grandes de lo que parec�an dentro de las ojotas japonesas que calzabas.
Adivinar tus pezones bajo la remera blanca que los acaricia
impunemente. Acariciar mentalmente los pelitos rizados que cubren levemente tus
piernas largas y elegantes, las axilas de tus brazos . Tu nuca. Todo eso me
excita, acelerando el pulso de mi sangre, aumentando los latidos card�acos,
elevando el ritmo de mis hormonas, estimulando mi funcionamiento glandular o sea
, calent�ndome a mas no poder., poni�ndome al palo, a mil, cachondo,, lleno de
una necesidad demasiado fuerte para ser real, demasiado intensa para ser
posible.
Verte y mirarte Hern�n, y tener ganas de gritar de deseo,
ganas de correr por esas calles desnudas y fr�as, ganas de ir contra la moral y
la buenas costumbres, y derribar las reglas que me atan a una clase social, a
una posici�n, a un estado civil, a una educaci�n y forma de ver la vida.
Y en mis fantas�as o pesadillas ah� estabas, con una mirada
que me dec�a tantas cosas que yo no sab�a descifrar, y al despertar sobresaltado
sentir esa urgencia de besar tu boca, de darte mi vida, de ense�arte todo...
Qui�n dir�a, no, un hombre grande como yo, profesor
universitario, casado, padre de familia, valuarte de la sociedad en la que vivo,
un hombre de los llamados intachables, perdidamente loco por el amor de un chico
de 20 a�os, de uno de sus estudiantes de derecho, de un post-adolescente que
apenas amanece a la vida.. Pero qui�n podr�a entender el calor de mi pecho
cuando te miro, el r�pido palpitar de mi sangre, la dureza de mi pija, esta
calentura atroz que pone mi piel de gallina. cuando te veo. Qui�n podr�a
comprender este escalofr�o, este dolor cuando no te tengo, cuando tu piel suave
y fragante esta lejos de mi piel, de mis manos , de mis brazos y de mi boca.
Te quiero Hern�n, y este amor parece una maldici�n, un
hechizo, una brujer�a inesperada y cruel que me hace enfrentar mis principios,
que relaja mis convicciones y que hasta me expone al rid�culo. Porque este amor
me invita al abismo.
Me esperabas al final de cada clase para consultarme Y al
principio no repar� en vos, eras uno mas de los tantos que se me acercan para
hacerse ver, para que yo los recuerde en el momento del ex�men final oral.
Pero al fin me d� cuenta que tus preguntas no ten�an lugares
comunes, que eran inteligentes, producto del razonamiento l�gico tras haber
estudiado el tema. Ay Hern�n de los ojos profundos, de los dientes tan blancos,
del mech�n sobre la frente, de la voz de bar�tono y la barba oscura, la barba
sombra, pugnando por salir.
No hablar� de lo acad�mico Hern�n, del diez sobresaliente que
obtuviste, ni de la tristeza del fin de curso, uno de los tantos en mi larga
carrera, ni del terror a perderte. La vida sigue y ma�ana ya ni te acordarias de
mi.
En aquella noche de celebraci�n del fin de curso, por una
raz�n u otra te despediste de mi tres veces, con esa hermosa costumbre argentina
, desconocida en otras partes, de darse un beso en la mejilla entre hombres, y
vos mi angel bes�ndome tres veces como quien no quiere la cosa , y yo sintiendo
la caricia de tus labios suaves por primera vez en mi piel
Pero yo no pod�a aceptar esas demostraciones de cari�o tan
sinceras sin exponer mi reputaci�n.. Como no acept� tus llamados a mi oficina,
ni te recib� cuando pasabas a saludarme en persona. Una tarde superaste el
control de la secretaria y me sorprendiste cuando le�a algo que hab�a escrito y
me miraste ofendido y vi tu bronca y supe que a vos tambi�n te pasaba algo
conmigo pero no sab�a exactamente si era lo mismo.
Afirm� estar muy ocupado, ped� disculpas, pero no te
conform�. Te fuiste con un libro que te regal� bajo el brazo y me dejaste tu
perfume a lavanda, tu aliento a chicle , la fragancia de tu desodorante, la
marca en el parquet de tus zapatos con suela de goma y ese cosquilleo que se
hizo picaz�n y desconsuelo que me qued� en la mano que me estrechaste.
Esa noche como muchas otras no volv� a mi casa, y pretextando
un recurso extraordinario a presentar ante la Corte, me fui al estudio para
aclarar mis ideas, para pensar en vos, para extra�arte y para pajearme
tristemente pensando en los besos que no nos dimos, en las caricias que no
intercambiamos, en los fluidos que no se mezclaron, en el deseo enorme e
insatisfecho que corromp�a mi salud y mis principios.
Ay Hern�n de los labios dulces, de la lengua caliente y
fresca a la vez., de la boca de infierno y ambros�a , ay amor de la piel mas
suave que un beb�, de la carne m�rbida y fuerte, amor m�o imposible de los
huesos grandes y los hombros anchos y el pecho rebosante, y las manos grandes ,
Hern�n de mis pajas impensadas, responsable de mis derrames, de mis desagotes,
de mis lluvias, de las lavas de mi volc�n, de mis l�grimas por no poderte tener
y amarte como te amaba.
El paso del tiempo, fue �til en el empe�o de no perder
familia, posici�n social, principios.
Pero tambi�n me ayud� a ser el hombre desdichado para el que
hab�a sido instru�do.
De mi casa al trabajo, de mi trabajo a mi casa o a la iglesia
o al cementerio.. Los fines de semana, vida de country club con familia y amigos
y con las mismas conversaciones aburridas y los mismos aburridos conversadores.
De vez en cuando , y en las sombras, alg�n encuentro
clandestino con un Jos� o Luis o Carlos o Mario pero que nunca dec�an sus
nombres, y cuyos rostros olvidaba al dia siguiente o antes cuando bajo la ducha.
trataba de despegar de mi memoria el olor de esos cuerpos , la urgencia de esos
besos, la humedad de esas salivas, el espesor de ese semen, el calor de esas
manos, los gemidos, las voces de deseo salvaje y animal
Aquel domingo lluvioso, me fui al estudio, para trabajar o
para dormir en esas oficinas vac�as del segundo cuerpo de un edificio de
aquellos de la buena �poca, y el silencio me estaba volviendo loco. Por la
ventana ve�a los techos de los edificios de Buenos Aires, las c�pulas, los
campanarios, los pararrayos, los frentes con estatuas incorporadas y la lluvia
que ca�a incesantemente.
Ten�a fr�o y puse a calentar agua para el caf� cuando son� el
timbre de la puerta de calle. Me asust� y me sorprendi� porque no esperaba
visitas, y porque nadie va a un edificio de oficinas de abogados en un domingo y
a esa hora. Pens� en un error y no contest� al llamado y el timbre de la calle
dej� de sonar pero unos minutos despu�s son� el de la puerta del estudio.
Encend� las luces del hall y fue entonces que observando por
la mirilla te v� Hern�n , empapado por la lluvia, con el pelo chorreando,
temblando de fr�o. Abr� la puerta y asi como la abr� me empujaste y pasaste como
un loco diciendo, hoy te voy a tutear, hoy te voy a tutear.
Tuteame te dije, si para vos es tan importante, pero antes,
te ped� que te sacaras esa ropa mojada y te acerqu� un toallon blanco para que
te envolvieras y secaras. Lo hiciste bruscamente y te mir� a los ojos y estabas
llorando bajo tus anteojos redondos. Nadie ha llorado nunca por mi. No me dio
placer sino una extra�a sensaci�n de culpa. Fui a abrazarte pero te corriste y
mis brazos quedaron vac�os. Pero no en vano soy mas viejo y fuerte que vos, por
fin de abrac� y los dos tembl�bamos. Mi angel tan joven y tan vulnerable, mi
angel enamorado.
Nos acostamos en la cama, vos casi desnudo envuelto en una
toalla y yo en mi pijama antiguo y se apag� la luz, se fue el d�a, el viejo
profesor y su disc�pulo nos quedamos dormidos.
Cuando despertamos, reci�n amanec�a, y busqu� tu cuerpo y tu
boca, y tus manos acariciaron mi cabeza casi inconcientemente y me desnud� como
pude y te lami de a poco como a un caramelo largamente deseado, y bes� tus ojos
y tus orejas y tu pelo y mi lengua se introdujo en tu boca. Tu boca h�meda y
dulce, tu boca de adolescente enloquecido tu boca de lengua carnosa y esgrimista
que entabl� una lucha cuerpo a cuerpo con la m�a y met� mi lengua entre tus
labios y te bes� como nunca lo hice , y te dije que te amaba. Y tus hermosas
piernas fuertes y musculosas rodearon mi cuerpo, y tu calor tan fuerte y tan
joven, repas� la piel de mi espalda de mi culo , de mis pies de mis propias
piernas. Bes� por fin tus pezones, lamiendo tus tetas frescas, tu vulnerable par
de tetitas lindas y blancas, lam� tu ombligo de caracol y tus bolas grandes
llenas de leche y por fin me puse tu pija en la boca y lam� tu espada esponjosa
y tibia, y tu glande recorr�o mi paladar, y goc� de tu sexo solamente con
enjuagarlo con la pasi�n de mi saliva con el deseo de mi alma.
Vos buscabas mientras tanto mi pija, mi pobre poronga
abandonada, mi desplazada verga triste, que se enamor� de tu mano, que jug� a
las pulseadas con tus dedos y de tan gruesa los hizo abrir con el debido respeto
y la necesaria veneraci�n,. Tu mano grande y suave que comenz� a masturbarme , a
recorrer mi piel que deseaba la tuya, ay amor de mi mida, besar�a una a una tus
u�as , chupar�a uno a uno tus dedos de manos y pies. Y lam� tus nalgas redondas
y hermosas , y me com� tu culor edondo, sembrando poco a poco, escalofr�o y
deseo en tu hoyo inexplorado y virgen. Y cuanto te penetr� y gritaste despacito,
sent� que mi pasado mor�a como una flor que se marchita, y que en tu cuerpo, en
tu piel desfallecida de deseo, encontraba el salvavidas, la visa , el
salvoconducto hacia una especie de felicidad.
galansoy
Gracias a tantos lectores que me escriben. Sig�n escribiendo
a POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO. Por favor , no
se olviden valorar mis relatos . Gracias. Abrazos de g.