NUNCA MAS COJO A UN MARICO
�Qu� m�s pod�a hacer yo?
Vicioso y desempleado, ve�a las horas pasar sin poder hacer
nada. Me gustaba jugar a las carreras de caballo, beber cerveza y puyar una cuca
de vez en cuando. Pero sin real no hay vida, el limpio huele a excremento, nadie
se le acerca. Iba a los centros de juego y me conformaba con ver, si alguien me
brindaba una cerveza me sent�a fel�z.
Fue cuando conoc� a Aldo, un piloto de avionetas que de vez
en cuando visitaba la Ciudad y ven�a a jugar a los caballos y beberse sus
traguitos. Nunca pens� que ten�a debilidad por los jovencitos. Y yo era una
v�ctima potencial para �l.
Lo hab�a visto unas dos veces tomar con algunas personas
mayores, por eso me sorprend� la vez que me invit� a tomarme un trago. Gustoso
me sent� a su lado, pasamos una tarde buen�sima jugando billar, ya borrachos y
cuando me dispon�a a despedirme �l me dijo :
-Carajito vamos a subir a mi cuarto en el hotel para tomarnos
un roncito.
Yo acced� con gusto. En la habitaci�n destap� la botella y me
sirvi� en un vaso. Y cuando ten�a el vaso en los labios me dijo : �Quieres
cojerme?
Yo casi me ahogo por la sorpresa. El se ri� y me relaj� un
poco. Tengo ganas que me cojan, me d�jo.
Yo te doy algo de dinero para que no te vayas limpio,
concluy�.
Al f�n acept�. Me invit� a ba�arnos juntos.
Al ver su pene peque�o y sus nalgas rosaditas me tranquilic�.
Era alguien que no aportaba peligro me d�je.
Tomo mi verga y me la lav� cuidadosamente. Yo siempre estuve
bien dotado. 20 cent�metros estaban bien para mi uno setenta de estatura.
Me dio una mamada mundial, y no acab� porque estaba a�n
borracho. Aflor� su culo al techo cuadrandose en cuatro patas. Observ� el
agujero peludo como una boca hambrienta. Lo coji divinamente y dormimos juntos
esa noche.
Aldo se peg� de m� al ver que yo era manejable por poca
cantidad de dinero. Me compr� ropa y siempre me tra�a regalos. Pronto se hizo
indispensable para mi susbsistencia.
Ten�amos ya cinco meses singando, cuando una vez me invit� a
visitar el Occidente del Pa�s, estabamos en Venezuela.
Me sub� a su avioneta y fuimos a aterrizar en una planicie
solitaria cuando iba a caer la tarde. Baj� una carpa con sus estacas para
armarla mas tarde. Comenzamos a beber y pronto se le subi� la mariconer�a, la
cual tuve que aplacar con dos buenos polvazos. Borrachos los dos cada uno tendi�
una manta y decidimos dormir al aire libre.
No se qu� hora era cuando siento que me dan una patada por la
cabeza. Trato de pararme y veo como a seis hombres armados que nos tienen
rodeados.
-Dos mariquitos- dijo uno de ellos.
Yo ofendido y guapet�n trat� de pararme , pero un co�azo en
el pomulo me dej� inconsciente.
Cuando despert� estaba amarrado de manos y pies en cuatro
estacas clavadas al piso, boca abajo, desnudo. O�a que Aldo estaba gozando una
bola, pude ver que lo estaban cojiendo como entre cuatro. Un co�o de madre se
atrevi� a gritar �qui�n va acoger a este carajito?
Se escucharon cuatro voces gritando YO.
Apret� el culo, porque ya me estaba cagando del miedo.
Un indio hijo de puta se dispuso a clavarmelo sin tener la
consideraci�n siquiera de echarse salivita. Luch� para abrirme las nalgas, pero
otro me abland� con otro co�azito en la cabeza. Me atravezaron, desgarrandome el
culo en dos partes. Sent�a la viscosidad de la sangre que despertaba mas la
lujuria de los bandoleros. Uno a uno fue desfilando sobre m�. Luego me orinaron.
No escuchaba la risa de Aldo.
Despert� cuando siento una lengua que me lame el culo. Era un
inmenso perro Rotweiller el que hac�a eso, otro olfateaba mi cuello y lamb�a mi
frente. Eran los perros de unos scouts que andaban por la planicie. Me
desataron. Volti� a ver a Aldo Y lance un grito. Aldo estaba sobre un charco de
sangre, estaba degollado. Con una botella rota dentro del culo, y por el
orificio de la botella una cabilla de hierro de un metro mas o menos.
Vino la polic�a e identificaron a Aldo como narcotraficante.
A mi me ficharon y me soltaron al ver que era un pobre huev�n.
Hoy en d�a ando aterrorizado. No quiero saber nada de juegos,
caballos ,bebidas y sexo. Temo a todos los que se me acercan. Tengo pesadillas
horrendas. Y tengo miedo hasta de ver mi pene cuando est� erecto.
Solo s� una cosa. Nunca mas cojo a un marico.