LA DUCHA
- "Venga, vamos, perrito", me dijo levant�ndose del sof�,
mientras accionaba el mando de la televisi�n, "y ya sabes como me gusta que me
lleves".
Claro que sab�a a que se refer�a, as� que sumisamente baj� la
mirada al suelo y acced� a su deseo; la verdad es que agradec� esa iniciativa
suya, pues me hab�a tenido m�s de dos horas, lo que hab�a durado la pel�cula que
estaba viendo, castigado de cara a la pared, como un colegial, pero de
rodillas�..bueno, como un colegial no, pues hab�a variantes al castigo. Para
empezar yo estaba vestido de una manera especial; llevaba unos pantys y un
sujetador, unos zapatos de tac�n de mi talla que compramos en Ibiza, una faldita
demasiado corta y una camiseta en la que se pod�a leer en grandes letras sobre
el pecho "slave toy". Pero los pantys los ten�a bajados hasta las rodillas,
porque en mis test�culos mi Ama hab�a colocado cuatro pinzas y en mi ano un
consolador dilatador.
El caso es que me puse a cuatro patas al lado del sof�, y mi Ama se incorpor�,
se agach� y de un tir�n me fue arrancando las pinzas y finalmente el consolador;
el efecto que me caus� esos tirones a punto estuvo de tirarme al suelo y de
buena gana me hubiera encogido de dolor, pero sab�a que ten�a que aguantar, que
de esa manera a Ella se le pasar�a un poco el enfado. Me sub� los pantys.
- "Muy bien, perrito, muy bien", dijo sonriendo. "Ahora,
vamos".
Me coloqu� a cuatro patas, puesto que la ten�a que llevar a
caballito hasta el aseo, cosa que le encantaba; not� sus sedosas nalgas sobre mi
espalda, porque solo iba vestida con una bata y desnuda debajo, y al subirse a
mi lomo se recogi� un poco la prenda, su mano que se posaba en mi pelo,
asi�ndolo a modo de riendas y not� la primera palmada en mi culo en se�al del
comienzo del trayecto. Me costaba bastante moverme con Ella encima, pero iba
avanzando a expensas de sus palmadas y contagi�ndome de su risa y su alegr�a por
una diversi�n como aquella.
Con mucho esfuerzo y algunos minutos de por medio llegamos por fin al aseo, yo
sudando como un mulo y ella muy divertida; se sent� sobre la taza, abri� sus
piernas y se retir� la bata.
- "C�mo me gusta que me tengas bien mantenido el conejito,
perro, s�lo tu lo sabes preparar as�".
Yo me arrodill� sumisamente entre sus piernas una vez
preparados los utensilios y me dediqu� a repasar su pubis rasurado, dej�ndolo
terso y suave; tras extenderle la crema por aquella zona m�gica fui rasurando
despacito, con infinito cuidado, eliminando todo vestigio de vello. Yo sab�a que
cuando se acicalaba de aquella manera era porque alg�n amigo o amante vendr�a
esa noche. Cuando termin� me qued� contemplando su pubis, buscando alguna
imperfecci�n, pero estaba todo ordenado.
- "Venga, tontito, te dejo hacerlo", me dijo con fingida
soberbia.
A m� me encantaba hacerlo, pero no despu�s del afeitado,
porque la crema sab�a bastante mal, y Ella lo sab�a, pero de todos modos lo
hac�a sin rechistar. Pegu� mis labios a la zona reci�n rasurada, bes�ndola y
lami�ndola a conciencia, eliminando cualquier gotita de crema y dej�ndole
aquella parte �ntima reluciente. Le pas� el espejo y se contempl� durante unos
minutos, asintiendo complacida. Entonces se levant� de la taza, se desprendi� de
la bata y se dispuso a meterse en la ba�era.
No lo pod�a superar, cada vez que contemplaba aquel cuerpo
tan perfecto, aquellas curvas de v�rtigo, la carne tan apetitosa y la esencia
que emanaba de la Diosa que era, un devaneo cruzaba mi mente, un impulso s�bito
de lanzarme hacia Ella, besarla, comerla, poseerla, fundirme para siempre con su
piel��� pero siempre me reten�a, sab�a estar en mi sitio, sab�a lo que hab�a
aceptado por estar a su lado.
- "Te estoy esperando, idiota".
La voz me sac� de mi ensimismamiento, reaccion� y la vi
esperando al borde de la ba�era; me aprest� a abrir el agua y regular la
temperatura, me met� y me arrodill�, esperando su presencia. Pareci� levitar
hasta m�; yo siempre pon�a mis manos en el suelo para que Ella no se enfriara
con el primer contacto y cuando ya estaba a gusto con la temperatura del agua me
permit�a retirarlas.
- "Jo, con el chorrito, ya estamos otra vez; �lo quieres?".
Pero como no iba a quererlo; siempre que se met�a a la ducha
le entraban ganas de orinar y le encantaba usarme a m� para tal fin. Yo siempre
asent�a entusiasmado, agradecido por cada cosa que Ella hac�a pensando en m�, y
me arrodill� entre sus piernas, ech� la cabeza hacia atr�s y coloqu� mi boca
justo debajo de su entrepierna. Ella, ben�vola, se agach� un poco para que
nuestros labios quedaran sellados, y as� comenz� a expulsar el dorado n�ctar de
mi existencia.
Y all� estaba esa fusi�n sagrada entre su sexo y mis labios,
ese peculiar sabor dulce, ese quemazo inicial en mi garganta que yo agradec�a
como el sol de cada ma�ana; la erecci�n a esas alturas estaba ya al l�mite de
mis posibilidades, pero Ella parec�a prolongar su acci�n a prop�sito, divertida
de mi placer. Lo que era evidente era que Ella tambi�n disfrutaba sobremanera,
por lo que una vez agotado el regalo nos fundimos ambos en un orgasmo.
Me hizo tumbar en el suelo de la ba�era pero con los pies
apoyados en la pared; como era una cosa que hac�amos a menudo, ya ten�amos
preparadas unas cuerdas que Ella ataba a mis tobillos y por medio de unas poleas
tiraba de aquellas cuerdas de manera que mi cuerpo se contorsionaba, mis
rodillas quedaban a la altura de mis hombros y yo quedaba plegado en una especie
de "C". Una vez asegurado en mi posici�n, mi Ama se vino conmigo, se sent� en mi
cara a horcajadas y me masturb�.
Era como llegar al Para�so doscientas veces, sentir sus manos
acariciando mi pene, masturb�ndolo, exprimi�ndolo, era una sensaci�n que me
dejaba casi inconsciente de placer; yo a su vez le lam�a el sexo con pasi�n,
devoci�n, incluso violencia, y Ella controlaba mi �xtasis en la medida de su
placer. Cuando Ella finalmente orgasmaba en mi boca entonces aceleraba el ritmo
de mi masturbaci�n y me permit�a correrme.
Una parte del producto que yo derramaba iba a parara
directamente en mi cara, despu�s de que Ella se apartaba un poco y dirig�a mi
miembro hacia all�, y otra parte de mi semen lo recog�a en su mano. Cuando ya
estaba exprimido del todo, Ella se restregaba el semen en su sexo y luego me lo
daba a lamer.
- "S� que te encanta, y adem�s no pierdes la forma", me dec�a
sonriendo.
Yo lam� hasta la saciedad, limpi� mi propio semen de su sexo
a sabiendas de que luego no ser�a el m�o, y volv� a dejarle el conejito limpio e
impoluto; entonces me desat� de las cuerdas, nos incorporamos y comenz� otro
lavado; extend� yo el jab�n por su cuerpo, lo frot� con mis manos, resbalando
por su cuerpo, lo que me volv�a a poner como un toro, lav� su cabello, y todo
mientras Ella ten�a firmemente asido mi sexo con una de sus manos y lo
acariciaba contra sus nalgas. Yo me sent�a explotar de nuevo, pero a Ella le
encantaba ponerme a mil.
Una vez terminado de enjabonar y de aclarar con agua
calentita, le sequ� con una toalla, le arrop� en el albornoz y la llev� a la
cama; primero pintar sus u�as de los pies, que le encantaba que lo hiciera con
el pincelito entre mis dientes, y luego le d� su cuerpo con cremas arom�ticas.
Una vez que le hab�a secado el cabello, me puse a cuatro patas frente a su
tocador y Ella tom� asiento sobre mi espalda, dispuesta a maquilllarse.
Ya estaba lista, solo le quedaba vestirse, pero lo hac�a a
solas, para ver mi cara, mi expresi�n cuando la viera preparada, y as� saber si
le gustaba o no; yo me fui a mi habitaci�n y me puse mi uniforme. Unas braguitas
de encaje a juego con un sujetador de relleno, el uniforme de chacha francesa,
las medias de seda y los zapatos de charol bien limpios y brillantes. Luego yo
mismo me maquill� y al terminar o� su voz que me llamaba.
- "Y bien, �c�mo estoy esta noche?", me dijo con un gesto
cinematogr�fico.
�Qu� iba a decir!, estaba espl�ndida, preciosa, una sudor
febril me recorr�a el espinazo solo con verla, y Ella sonri� complacida; me puso
bien una de las medias que ten�a torcida y me mand� a abrir la puerta cuando
o�mos el timbre.
Abr� la puerta y su amigo actual entr� sin saludar siquiera, aunque no falt� la
palmadita en las nalgas cuando pas� por mi lado. Ahora tocaba servir la cena��..
exclav